En el cine, el drama, el romance, la ira o el sentimiento de venganza son sensaciones mas o menos universales; generarlas en el espectador implica poner en funcionamiento una serie de mecanismos narrativos de sobra bien conocidos por todos. Por ejemplo: sólo tengo que presentar a un personaje genial y matarlo en el segundo tercio de la película, acompañado de música melodramática y algunos llantos para generar una sensación trágica y triste en los espectadores; si además hay un cruel asesino de por medio, la ira y la sed de venganza se apoderará de toda la sala de cine.
Sin embargo, el humor es totalmente subjetivo; no todo el mundo se ríe por lo mismo, ni de lo mismo. Yo he podido disfrutar como un niño viendo 8 Apellidos Vascos y al comentar la película con un amigo éste me diga que el cine entero estaba en silencio y que la gente salió echando pestes, que donde esté Sandra Bullock en Cuerpos Especiales que se quiten las comedias españolas. Quizás es por esta variedad de maneras de concebir el humor y la risa que las pelis de esta temática rara vez están presentes en la Gala de los Oscars y suelen ser, por norma general, machacadas por la crítica.
Pero a veces aparece una película de humor tan hilarante, original y con un gusto tan refinado que es imposible menospreciar su calidad. Estas películas son casi unicornios del cine, raras producciones que logran poner a casi todo el mundo de acuerdo sobre su calidad en un determinado aspecto, como la película que hoy nos ocupa. La vida de Brian (1979) es la tercera película de los Monty Python, grupo de humoristas del que poco se puede decir que no se haya dicho ya sobre su fantástico y único sentido de humor. Estos humoristas ingleses, entre los 60 y los 70, hicieron leyenda en el dificilísimo arte de hacer reír, llevando la sátira y el humor inglés a todos los extremos del mundo y demostrando de paso que en el humor británico no todo son monóculos y tazas de té.
La vida de Brian nos sitúa en paralelo a los acontecimientos de la última parte de la vida de Jesús, (lo que viene siendo La Pasión, que tantas veces se ha retratado en el cine) pero en un pueblo cercano. Allí, Brian, accidentalmente, se crea una legión de feligreses que le siguen hasta el final como si de un mesías se tratase.
La película, una sátira llena de todo tipo de humor hace parodia, con un muy buen gusto, de los acontecimientos acaecidos en Jerusalén hace mas de dos mil años que todos conocemos. También aprovecha para hacer una feroz crítica política, de esas que tienen mensaje, uno que llega incluso hasta nuestros días haciéndonos reflexionar sobre lo poco coherentes que son a veces los partidos políticos y lo centrados en sí mismos que pueden llegar a estar. Ya puestos a hacer crítica, la peli de paso aprovecha para tirar un par de piedras más aquí y allá, siempre de una manera sutil y divertida que sólo los mas susceptibles tacharán de ofensiva.
Han pasado ya muchos años desde 1979, cuando se estrenó la película, pero aún así, a día de hoy, sigue conservando la frescura y el buen gusto que tenía entonces. Un ritmo trepidante (raro para la época) repleto de gags y situaciones hilarantes que nos mantiene con una amplia sonrisa de principio a fin. Es verdad que a la peli a día de hoy se le ven las costuras, y los pocos efectos especiales de los que hace gala no destacan precisamente por su calidad, pero eso no salpica el acabado final el film; una película de humor del bueno, llena de grandes personajes y de momentos de esos que llenan conversaciones después.
Si no sois especialmente aficionados al cine siempre es curioso remarcar que algunos de los gags humorísticos más famosos del séptimo arte vienen directamente de esta película, y han sido repetidos (cambiando contextos) múltiples veces a lo largo de los años.
Si sois de los pocos que aún no han disfrutado de este film quizás queráis aprovechar estas fechas para descubrir todo lo que los Monty Python os tiene reservado, si en cambio ya la habéis visto, seguro que coincidís conmigo en que La Vida de Brian es un clásico atemporal del humor que merece un revisionado cada cierto tiempo, un film imprescindible en cualquier videoteca y parte inseparable de la historia del cine.
(9 / 10)
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