Ya hemos hablado alguna vez en Generación Friki de cómo los superhéroes están pasando de ser un subgénero de la acción a un género en sí mismos. Así mismo podemos decir que dentro de las películas de superhéroes se están empezando también a crear subgéneros en los que catalogar las diferentes producciones que nos van llegando de la industria, que no son pocas.
De esta manera podríamos decir que las películas producidas por Disney/Marvel se encuadran dentro de la rama más blanca, familiar y orientada al humor y la acción que ha caracterizado a muchos de los héroes de los comics. Pero por otro lado van surgiendo películas, como las de Batman de Nolan, Watchmen, Superman, o la que nos ocupa; Logan (2017), que van llenando (mejor o peor) ese hueco más orientado al film serio y dramático que es de esperar de algunos de los personajes de cómic más atormentados.
Logan es, más que una película de superhéroes al uso, un drama de acción basado en un personaje de ficción.
Menos superhéroe, más humano.
Uno de las grandes asignaturas pendientes en las películas de superhéroes siempre suele ser la de explorar más a fondo a la persona que se esconde detrás de la máscara; sus circunstancias, sus motivaciones y sus inquietudes. James Mangold (Identidad, Inocencia interrumpida) durante casi toda la duración de Logan se dedica a explorar a la persona que hay detrás de Lobezno, dejando atrás las máscaras y de paso a todos los X-men.
Mangold nos sitúa en el 2029, después de los sucesos acontecidos en X-men Apocalipsis. Nos encontramos con un Logan acabado, enfermo y desesperado, con muy pocos alicientes para seguir adelante y una botella como excusa.
Logan se desarrolla como una Road movie en la que el protagonista, junto con un decrépito Charles Xavier (Patrick Steward), un enfermizo Caliban (Stephen Merchant) y la misteriosa X-23 deben cruzar el país en busca de un refugio para los pocos mutantes que quedan, ya que no nacen mutantes nuevos desde hace años y los que sobreviven están en caza y captura. Con esto tenemos todos los ingredientes servidos para desarrollar una película que, cuanto menos, se sale de los tópicos a los que el género nos tiene acostumbrados.
Por momentos Logan nos recuerda, tanto en argumento, como en tono y ejecución a otras producciones como Hijos de los Hombres, o incluso The Last of Us, mostrándonos un futuro decadente en el que nuestros protagonistas se ven atrapados por unas circunstancias que los obligan a seguir hacia delante sin poder mirar atrás. Logan es una película que no se anda con ningún rodeo a la hora de tratar con la muerte, despojándola de todo glamur o romanticismo. Vemos como personajes importantes desaparecen sin ninguna concesión, a veces de manera brutal y con muy pocos reparos a la hora de mostrar sangre.
Sin duda James Manglod ha querido hacer algo totalmente diferente con Logan, y lo ha conseguido en su mayor parte, pues además de saber desmarcarse de manera muy acertada del resto de las películas del género, consigue enseñarnos el lado más humano y vulnerable de algunos de los personajes más míticos de la industria. Sin embargo no todo pueden ser cosas buenas, y entre tanto gore y drama nos encontramos con unas escenas de acción mal ejecutadas , confusas, y demasiado inverosímiles para un film que está siempre caminando por el filo entre la realidad y la ficción de los superhéroes. Así mismo el guion peca de ser demasiado parco en ocasiones, haciendo pocas concesiones para todo el que venga de nuevas, dando por sentado algunas anotaciones importantes y omitiendo otros datos que habrían enriquecido el universo del film.
A nivel de interpretaciones nos encontramos a unos Hugh Jackman (Logan) y Patrick Stewart (Charles Xavier) haciendo las mejores interpretaciones de sus respectivos personajes de toda la saga. Logan deja suficiente espacio en el desarrollo de personajes como para que los actores puedan darle más matices a sus actuaciones. En este aspecto los dos protagonistas saben estar a la altura de las circunstancias, no tanto la joven Dafne Keen, interpretando a una X-23 con excesivos altibajos.
El drama, que en ocasiones funciona de maravilla, pierde parte de su peso cuando vemos a nuestros protagonistas ejecutar personas una detrás de otra sin ton ni son, banalizando las bajas que sí tienen peso argumental entre todo el torrente de sangre y amputaciones que es Logan. Esto se podría haber solucionado bajando la escala de las escenas de acción, pues en ningún momento existe la necesidad de ver como Logan despedaza literalmente a 10 hombres más allá del puro fanservice, y la película habría funcionado mucho mejor con cifras más discretas en este aspecto.
Finalmente he de decir que Logan me ha gustado bastante. James Manglod sabe que hay que empezar a innovar en el terreno de los superhéroes y ha puesto la primera piedra en el camino, mostrándonos un film que da los primeros pasos en este sentido. Logan se siente más adulta, más seria y más audaz que la mayoría de sus compañeras de género. Desde luego que no consigue todo lo que se propone, ya que como película está muy lejos de las obras a las que trata de emular. Sin embargo, y pese a sus fallos, Logan se presenta como un muy buen film dentro y fuera de su género, una lástima que haya que ver tantas películas mediocres antes de poder sentarse delante de Logan y enterarse de qué va el rollo.
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