Todo aquel que haya visto cine de acción de los 80 y los 90 es espectador potencial de esta película. “Los Mercenarios 3” (“The Expendables 3“) es la típica película de acción, chascarrillos y testosterona que echamos de menos todos aquellos que crecimos con “Arma Letal“, “Jungla de Cristal“, “Terminator 2″, “Demolition Man”, “Comando” y un sin fin de películas que, si bien no tenían todas un gran guión, sí conseguían que echásemos la lagrimilla cuando nuestro héroe mataba con una pistola de 6 balas a 15 enemigos, y hacía explotar un edificio mientras huía en una Harley.
“Los Mercenarios 3” sigue pues la línea de sus predecesoras, con un guión, no obstante, más elaborado. Cuando Barney (Sylvester Stallone) descubre que un ex-mercenario llamado Stonebanks (Mel Gibson) sigue vivo, reúne a un nuevo equipo de mercenarios para combatirle, en pro de llevarle ante el Tribunal de La Haya para que sea juzgado por tráfico de armas. El antiguo equipo de Barney y el nuevo deben unir las viejas estrategias a las modernas para poder vencerle.
Cuando vas al cine a ver “Los Mercenarios 3” esperas básicamente encontrarte lo mismo que viste en las dos anteriores. Humor ochentero, mamarrachadas, tus héroes volviendo a ser jóvenes, y mucha acción y explosiones. Sin embargo, esta película nos sorprende con un tono más serio que no acaba de convencer. No se trata de que el guión sea más adulto, ni de que se trate de una misión con tintes personales; sencillamente que no pega en una película de este estilo tratarla de una forma tan aséptica porque se hace por momentos hasta aburrida. Estás esperando a que cada vez que aparece uno de tus actores favoritos haya un comentario jocoso o sarcástico, un medimiento de colas y alguna explosión incongruente de fondo, y lo que te encuentras es una seriedad a la que no estás acostumbrado. Suerte que la aparición de Galgo (Antonio Banderas) insufla algo de diversión, porque hacia la mitad de la película empiezas un poco a cansarte. Este personaje, unido a la “batalla final” (de sólo un tercio de la peli) son lo que acaba de salvarla.
Está claro que traer actores jóvenes (Glen Powell, Victor Ortiz, Ronda Rousey) le hace perder la gracia a “Los Mercenarios 3”, y puesto que no son grandes actores, si carecen de la gracia de ver a Schwarzenegger y Stallone hablando de batallitas, o a Jason Statham y Wesley Snipes midiéndose las vergas…pues la peli pierde gracia…hasta convertirse en sosa. Otra solución habría sido haber dado más guión a personajes que podrían haber dado más de sí, como Harrison Ford, Kelsey Grammer o incluso Robert Davi. Quizás Kellan Lutz podría haber dejado atrás el look vampírico y traer algo de claridad a la película. Había muchas opciones para elegir.
También es cierto que el guión justifica el tono serio (pese a no ser lo que los fans queríamos), puesto que encontramos diálogos en los que hay dilemas morales, en los que la amistad y la lealtad son valores que cuelgan de la cuerda floja y son la base de la película; e incluso este mismo sentimiento es el que hace que Barney quiera aparcar a las viejas glorias para traer de la retaguardia a espíritus menos desgastados.
Técnicamente la película es correcta, le falta ritmo, le sobran personajes (por ejemplo Randy Couture me ha decepcionado profundamente, incluso Terry Crews lo hizo mejor). Sin embargo, otros, como Dolph Lundgren, es un placer verlos. Y por supuesto, no puede faltar el sector asíatico, supongo que por eso Jet Li hace un cameo largo.
En definitiva, una película entretenida, pero sin alardes. Explosiones y muertes, combates cuerpo a cuerpo, lucimiento personal, menos chistes de los que querríamos, y más de una moraleja para el recuerdo. Si disfrutaste con “Los Mercenarios 2” también lo harás con esta, pero no vayas con el hype alto porque es un poco peor.
(6 / 10)
De acuerdo con el artículo, yo me esperaba mas pañun pañun ratatata, y que tirasen alguna granada que hiciera estallar un edificio entero. Antes eran capaces de hacerlo.
Tal cual. Ahora cogen a los jovencitos y les hacen darse de leches, y los viejos miran y dirigen.