MI GRAN NOCHE: todo lo que veáis aquí, es un escándalo.

A veces se necesita una película descacharrante y absurda para devolvernos la fe en el humor, y más concretamente si se trata de fe en el humor español. “Mi gran noche” (2015) no prometía gran cosa. Una sucesión de acciones llevadas a cabo por diferentes personajes en un marco apropiado para las situaciones delirantes, las parodias y las sátiras, con algo de humor que mezclaba lo ingenioso con lo chabacano. Y en cierto modo es así. Pero sólo en cierto modo.

Alex de la Iglesia es el responsable de guionizar y dirigir una comedia en la que Jose (Pepón Nieto) es enviado a Coslada, a un plató de televisión situado en un polígono industrial, para trabajar en la grabación de la Gala de Nochevieja, debiendo dejar solita a su madre (una veterana y graciosa Terele Pávez). Los figurantes se aburren porque los piquetes de fuera impiden que se puedan marchar a sus casas: unos se lían entre ellos (Ana María Polvorosa, Antonio Velázquez…), otros chantajean a los artistas (Marta Guerras y Marta Castellote), otros aprovechan para sacar tajada de la situación, y todo el mundo está excesivamente tenso contagiándonoslo a nosotros, los espectadores, por medio de ácidos diálogos, acción rápida, y sacando a relucir lo peor de ellos.

Así, “Mi gran noche” se presenta como una particular forma de presentar los males de la sociedad en forma de crítica feroz: los EREs, los chantajes, la corrupción, la avaricia de los empresarios (encarnada por Santiago Segura en el papel de Benítez) a la vez que muestran la cara más sórdida de la farándula española (con sus máximos exponentes en los presentadores de la Gala, Hugo Silva como Roberto y Carolina Bang como Cristina) con sus pocos escrúpulos, su afan de éxito mediático y su falta de dignidad.

Detrás de toda su chabacanería #MiGranNoche presenta los males endémicos de nuestra sociedad Clic para tuitear

Contra lo que se pueda suponer, no es Alphonso (Raphael) el gran protagonista de “Mi gran noche“. Cierto es que su aparición es lo que todo el mundo, en la ficción y en la realidad, está esperando ver pero, aunque estelar, su papel es el de una estrella musical, arrogante y ambiciosa que, ayudada por Yuri (Carlos Areces) intenta conseguir la máxima audiencia para él mismo, mientras compite con el crápula cantante latino de moda Adanne (Mario Casas) el cual, también ayudado por su representante (Luis Callejo Martínez) termina de completar este glosario de seres perturbados y trepas a los que la televisión de hoy en día nos tiene tan acostumbrados.

No cabe duda de que “Mi gran noche” no es una película para todos los gustos. Hay gente a la que no le gustará verse caricaturizada, otros a los que el humor resultará un poco burdo y otros que no creerán que la sociedad sea como la pintan. Desgraciadamente, personajes de nuestra vida diaria, desde Belén Esteban hasta la choni de tu barrio, nos demuestran que Alex de la Iglesia sólo ha cogido lo peor de nuestra sociedad, de nuestra cultura y de nuestro mundo político y lo ha mostrado crudamente, quizás con la esperanza de reírse de ello, quizás con el ansia de que nos avergoncemos nosotros, pero siempre con la idea de no dejarnos indiferentes.

A veces la irreverencia es el mejor camino para que actores como Carmen Machi (Rosa, en la peli), Carmen Ruiz (Amparo) Enrique Villén (como Soriano) o Blanca Suarez (Paloma) o un impresionante Jaime Ordóñez como Óscar (sí, ya os habréis dado cuenta de que tenemos medio reparto de “Aída” en este film, y eso que no he nombrado a Eduardo Casanova), nos presenten en una película una realidad que preferimos no ver; y al resto, siempre puedes subirte al carro, cerrar los ojos, y decirte a tí mismo, “esta puede ser mi gran noche, y que siga la fiesta”.

(6,5 / 10)