Cuando acudí al cine para ver “Monuments Men” (2104) me esperaba algo así como una versión mejorada de “Los hombres que susurraban a las cabras”, o un intento de subsanar tal garrafal error. Lo cierto es que entre “La ladrona de libros” y esta, tengo un poco de saturación de películas de nazis. No obstante, vayamos con esta, que intenta destacarse por su ¿novedoso? enfoque: un grupo de expertos en arte intentan recuperar las obras robadas por los nazis para devolverlas a sus dueños. Una peligrosa misión contrarreloj puesto que los nazis tenían orden de destruirlas si el Reich cayera. Como siempre, basado en hechos reales.
Deberíamos aprender a no firmar nada sólo por ver los repartos. Apareciendo George Clooney, Matt Damon, Bob Balaban, mi queridísimo Bill Murray, el gran John Goodman y la reciente oscarizada Cate Blanchett (“Blue Jasmine” 2013), entre otros muchos, esperábamos que, si bien la película no iba a tener un guión brillante, los actores conseguirían hacer fluir la cinta de la manera adecuada.
George Clooney como director (“Buenas noches y buena suerte” 2005) apuesta otra vez por una película retro. No voy a criticar eso, soy una enamorada de “Los violentos de Kelly“, así que la aparición de una obra que intenta recuperar el cine bélico de grupo me resultaba muy interesante.
El problema es que parece que pretende encasillarse como película “casual” para complacer a todo el público, en vez de arriesgar como hicieron sus homólogas “Malditos bastardos” o aquellas añoradas pelis de nazis de los 60 como “Doce del patíbulo”. En esas películas, se ahondaba con fuerza o bien en las historias que se sucedían, o bien en las tensiones que sufren los protagonistas. Aquí, no hay apenas tensión, no hay catarsis, las muertes realmente no significan mucho (lo cual resulta impensable a finales de la II Guerra Mundial) y acaba resultando un entretenido paseo por bellos parajes de las ciudades europeas. En mi opinión, si no eran soldados, si no eran curtidos veteranos de guerra, debería de haber sido más palpable el miedo ante la muerte. O drama o comedia, pero sencillamente no llega a ninguna de las dos cosas.
No es mala peli, tiene momentos interesantes como la relación entre James Rorimer (Matt Damon) y Rose Valland (Cate Blanchett), pero no saben centrarse en lo importante (¿El retrato de Gante? ¿La Virgen con el Niño? ¿Que todos salgan con vida? ¿Que EEUU vuelva a colgarse una medalla?) y los discursos sensibleros ya sea grabados, por carta o de viva voz no consiguen conmover. La gran apuesta para convencer a un público escéptico era haber sabido manejar bien la idea de que aunque una vida humana siempre vale más que una obra de arte; un cuadro o una estatua representan la civilización, su Historia y, para los conservacionistas, su modo de vida. Para la próxima, ahondar en esa idea sin caer en la sensiblería creo que sería lo adecuado. ¿alguien podría decir que Indiana Jones era un sensiblero?
Nota: (5 / 10)