En pleno auge de las películas de ciencia ficción, en parte gracias al frikismo de muchos y en otra buena parte gracias a las caras conocidas que las protagonizan (recordemos Interstellar, Gravity, Marte, La llegada, etc, etc) llega Passengers (Pasajeros 2016) una cinta con una premisa que no nos es del todo desconocida dado que se basa en la misma idea de aquella no tan lejana Pandorum (2009) que mezclaba los viajes interestelares con las cápsulas de hibernación y la colonización de planetas.
Passengers nos muestra cómo, debido al impacto de un gran meteorito, hay una avería en la nave Avalon, cuya misión es transportar a 5000 futuros colonos a un planeta lejano llamado Homestead II, dando como resultado que Jim Preston (Chris Pratt) despierta de su cápsula de hibernación 90 años antes de lo previsto.
La bella durmiente aquí también se llama Aurora
Cualquiera que haya visto el tráiler pensará que la película es bastante tópica y típica, y encima una tremenda casualidad que los dos -casi- únicos actores de la cinta se sientan irremediablemente atraídos el uno por el otro, pero Passengers esconde un as en la manga siendo así que el trailer y las sinopsis inducen a error: Aurora Lane (Jennifer Lawrence) no despierta por error de su cápsula. La despiertan.
Así es, la película nos introduce en un marco de acciones de moralidad dudosa cuando Jim, desesperado por su intensa soledad en la Avalon, acaba enamorándose de la durmiente Aurora. La observa, ve sus vídeos, lee sus diarios, y al final no es capaz de resistirse y toma la decisión de despertarla. Buena parte del film trata pues de la soledad de Jim, de lo insustanciales que se vuelven los lujos cuando no puedes compartirlos y de la necesidad de encontrar sentido a nuestra vida.
Las reacciones tan humanas que sufren primero Jim, luego Aurora y más adelante Gus Mancuso (Laurence Fishburne) chocan con la tranquilidad del androide Arthur (Michael Sheen) dando más fuerza a las interpretaciones de los primeros y haciendo sus actuaciones más creíbles. Sin duda no son actuaciones estelares, sino más bien correctas, pero no hay duda de que consiguen transmitir las dos ideas de la película: el amor y la supervivencia.
Factura técnica
El tema de las películas de ciencia ficción siempre ponen sobre el tapete la gran pregunta de ¿cuánto de bien está hecha? Pues no está nada mal. No se le puede encontrar casi ninguna fisura, lo cual es directamente de agradecer. Casi toda la película sucede en interiores, así que es complicado encontrar fallos, pero las pocas veces que “interactúan” con el exterior de la nave, así como las veces en las que deja de existir gravedad, se muestran de manera muy realista así que podemos perdonarle esos mini fallitos que cometen puesto que son necesarios para el dramatismo de las escenas.
No por ello no habrá quién la tache de space opera. Al fin y al cabo, estamos hablando de una historia de amor que podría haber tenido, en vez del espacio infinito por escenario, una isla desierta y el océano Atlántico.
Visualmente es muy bella, con esos toques futuristas que tanto deseamos para nuestro propio futuro, pero sin resultar exagerada ni abrumadora por la cantidad de efectos especiales utilizados. No hay duda del buen trabajo del director Morten Tyldum en este aspecto, mezclando una película de diálogo y emociones, con planos de la nave y del espacio, jugando con ambos de manera que resulten dinámicos y entretenidos. Es un registro arriesgado puesto que la mayoría de las personas que gustan de esta clase de película ansían acción por encima de diálogos.
Passengers no pretende enamorar exactamente con su historia de amor, tampoco pretende darnos lecciones de moral con la dudosa ética que se aplica, ni siquiera pretende mostrarnos un futuro posible. Sencillamente nos muestra una historia en la cual cualquiera de nosotros podríamos haber tomado otros caminos. El guión nos muestra un final, pero no el final perfecto ni el correcto. Y en ese sentido, aunque no invente la rueda ni sea memorable, la convierte en una película agradable, y que generará esas conversaciones con nuestros amigos
NOTA
8.00
La fui a ver con algo de miedo porque en Filmaffinity tenía un 5,3 (ahora ya tiene un 6) y las críticas la ponían, en general, a caer de un burro, pero a mí y a mi mujer nos encantó, y verla en el cine es algo espectacular, la nave es alucinante. Además, consiguió lo que a veces otras pelis no consiguen, y es que me acojonó vivo cuando se descubre cuál es el problema de la nave, ¡uff!
También me gustó porque la próxima no, la siguiente novela que voy a publicar es en una estación espacial, y ver la peli me confirmó mi elección.
Muy buen sabor de boca. Entre esta y La Llegada, este año he saciado más que satisfactoriamente mi cupo de ciencia-ficción de 2016 (en películas, el libros no lo he conseguido saciar), a ver qué nos trae el 2017.