Estuve tentada de poner como subtítulo “el Bohemian Rhapsody inglés” por sus evidentes paralelismos con la reciente y oscarizada película sobre la vida de Freddie Mercury (biografías llenas de canciones sobre iconos del rock inglés, homosexuales, drogadictos y de potente personalidad, ¿algo más? Pues sí, comparten director, Dexter Fletcher). Sin embargo, muchas han sido las veces que he leído que el objetivo de Rocketman (2019) no era el de intentar emular el éxito del biopic sobre el cantante del grupo de rock Queen, aunque sólo fuese por la diferencia de tratamiento de las dos películas, siendo Bohemian Rhapsody un biopic de corte más clásico, y Rocketman un musical que juega con la fantasía, al estilo de películas actuales como La la land, ¡Ave, César! o El gran showman, dejando claro que, si bien los musicales tradicionalmente tenían un público de edad más avanzada, la tendencia ha cambiado, ampliándose la pirámide de población, al encontrar una fórmula que funciona; y de qué manera, oigan.
El caso es que, aunque hayan conseguido encontrar la forma de que el público masivo abrace los musicales (en este caso interesarse por la vida de Elton John era fácil, pero no todos los biopics tienen interés como para hacerles una película, que parece que hemos perdido el filtro), Rocketman siempre va a parecer la película que intenta mejorar los errores de Bohemian Rhapsody, con esas grandes dosis de oportunismo de estrenarse cuando todavía tenemos en los labios esas imágenes de un gran Rami Malek haciendo sus extravagancias en el papel de Freddie Mercury y nos preguntamos si Taron Egerton podrá competir con él en su papel del también excéntrico y desfasado Elton John, abarcando el film la época de los años 70 y 80 y terminando con la época de su rehabilitación en 1990.
Lo más interesante de Rocketman es que ha intentado no edulcorar la vida de Elton John como sí se hizo con la de Freddie Mercury, mostrando toda una declaración de intenciones en su primera escena, en la que el protagonista manifiesta en una terapia de adictos: “Soy adicto al alcohol, la cocaína, las pastillas, las compras, el sexo…y tengo ataques de ira”. Cierto es que, nuevamente (acabamos de verlo con Hellboy, y que mal nos ha sentado) han eliminado escenas, en su mayoría las que tienen que ver con sexo, en pro de llegar a un público más amplio.
Este “buenismo” al que se ha aficionado tanto al cine, y que tanto mal hace a la verdadera historia de cada personaje retratado en una película biográfica, no altera en esta ocasión en exceso la historia que quieren contar. Posiblemente es por esta declaración de la que parte el film, pero también puede ser debido a que no es necesario siempre mostrar todos los excesos para que nos hagamos una idea de que ahí estaban. En El lobo de Wall Street, por mucho que me gustase la película, acababas un poco saturado de tanto exceso (aunque obviamente fuera la intención última de la película) y en Rocketman hay un cierto equilibrio que no te desvía de la finalidad del film, a la vez que no oculta que no todo fue bueno ni bonito en la vida de Elton John.
De hecho, su vida podría haber acabado muy mal (aunque sólo nos fijásemos en que esquivó la bala del SIDA), pero el hecho de que detuviese sus excesos, se rehabilitase y siga hasta la fecha de hoy deleitándonos con su presencia y su música, nos hace pensar en esta película como la narración, no del ascenso a la fama de una de las mejores estrellas de rock de la Historia, sino como una historia de segundas oportunidades, de cómo intentar sobrellevar la fama cuando estás rodeado de gente tóxica, de cómo puedes encontrar una familia fuera de la tradicional cuando esta no te apoyó nunca, de cómo superar los traumas y sí, aunque suene tópico, de la búsqueda del amor.
Y si algo hace bien Rocketman es mostrarnos todos estos aspectos usando la música como vehículo conductor. Está claro que, si haces un biopic sobre un pianista, cantante y compositor, la música estará presente, pero la idea de hacer un musical de fantasía le añade un atractivo, haciendo que el espectador no sólo esté esperando que aparezca la canción de turno, sino que esta le transporte a un mundo de sensaciones en las que combine el placer de la buena música con el entendimiento del carácter del compositor.
Esto es así porque la música de Elton John siempre ha sido muy visceral. En papel quedan grabadas sus vivencias con su mejor amigo Bernie Taupin (interpretado por Jamie Bell, Billy Elliot, Turn), con su manager y amante John Reid (Richard Madden, Juego de Tronos, Cenicienta), con su madre Sheila Eileen (Bryce Dallas Howard, Como gustéis, Spider-Man 3, Terminator Salvation, Jurassic World y J.W: El reino caído) y, en general, con todos aquellos que se acercaron a Elton.
A esta visceralidad ayuda el hecho de que Taron Egerton, con el que casualmente Elton John coincidió en el rodaje de Kingsman: el círculo de oro, interpreta él mismo (Rami Malek hizo playback) las canciones del compositor, añadiéndole ese toque de autenticidad que a los cinéfilos tanto nos gusta ver en las películas. No debemos tampoco quitarle mérito a Matthew Illesley en su papel del Elton niño, participando en unas coreografías de aceptable calidad.
En definitiva, Rocketman es un biopic interesante, un musical decente y una película entretenida. Tres apelativos muy contenidos siendo así que la historia que cuentan es de excesos. También tenemos actuaciones a la altura de lo que se espera, destacando un Taron Egerton al que no me extrañaría ver en alguna nominación de algún premio gordo y una dirección, fotografía y diseño de vestuario en consonancia con el género de la película.
Y, si todo esto os da igual, pensad que siempre será agradable escuchar las canciones de Elton John. Que a veces vamos al cine por los loles.
Rocketman
Destaca en:
- La música, coreografías y canciones
- Da lo que promete como biopic y como musical
- La actuación de Taron Egerton como Elton John
Podría mejorar:
- Aunque no es un biopic al uso, sigue siendo una biografía, con el interés que eso puede suscitar
- Dar lo que promete es un arma de doble filo: es predecible.
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