SI FUERA FÁCIL: desconectados de la auténtica realidad.

Suena a cliché decir que la vida es complicada. Todos tenemos nuestros problemas y según en qué parte del planeta hayas nacido tus dificultades sonarán a risa (o “problemas del primer mundo”) o serán cuestión, literalmente, de vida o muerte. Si fuera fácil (This is 40, 2012, spin-off de aquella Knocked Up) es una película que llegó a mí por casualidad, cuando estaba documentándome sobre otra cosa y me llamó la atención porque, si bien es cierto que aborda los típicos problemas por los que pasan las familias, es el cómo y no el qué el que hace que intentes ver qué podrías aprender de ella.

Y esta última frase la he dicho porque una familia de padre-madre-hijas, viviendo en un pedazo de chalet en un barrio acomodado, ambos con trabajo, belleza y salud, no pueden ni compararse con lo que se vive en el mundo real habitual, y sus complicaciones no son sino los problemas típicos de la convivencia, de la recién estrenada adolescencia de sus hijos y, en general, a los que se enfrenta cualquier persona que viva en el planeta.

Pero ahí están Pete (Paul Rudd) y Debbie (Leslie Mann) para enseñarnos que esa convivencia del día a día puede desgastarse por culpa de los problemas externos a ellos. Son un matrimonio bien avenido, a los que les gusta compartir cosas, disfrutan de la compañía del otro y han llegado a un equilibrio en el que tienen sus hobbies por separado y otros en compañía. En resumen, no se han olvidado de su relación de pareja por tener hijos o tener problemas económicos, que suele ser la premisa bajo la que arrancan todas estas comedias.

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Crisis, de todo tipo, venga.

Y ahí está el quid de la cuestión: entre problemas que son chorradas, y decisiones que son fáciles de tomar cuando no decides tirar de tarjeta de crédito todo el rato, cuesta ver que la película tenga un motivo para existir más allá de una comedia romántica bien hecha y resultona, hasta que entras en el juego del director Judd Apatow (al que le encanta decir que se está retratando en sus películas, cosa que hace que le odie un poco), que no es otro que el mostrarte, por un lado, que los seres humanos, cúmulos de emociones y malas decisiones, generamos situaciones divertidas en pantalla, y por otro, que cuando llegas a determinada edad (la que sea, en este caso los 40 años) empiezas a sentirte identificado con películas como esta, a ponerte en su situación y, si no acabas llorando, te ríes y aprendes algo sobre la vida.

Porque así funciona el matrimonio, o por lo menos los matrimonios sanos. El título de la película en español nos resume la esencia de la clásica vida consistente en: matrimonio, familia, trabajo. Es cierto que deja fuera todos los demás modelos posibles de convivencia o elección de vida, pero si partimos de que se trata de la clásica y anodina comedia romántica americana, sí que podríamos decir “así es la vida” e intentar aprender a relajarnos tras comprobar que, al igual que Pete y Debbie, todos tenemos los mismos problemas, tenemos nuestra propia complicidad con nuestra pareja y sufrimos por lo mismo.

El problema de la cinta es que no tiene un objetivo real más allá de mostrarnos lo que podría ser, con un poco de esfuerzo, una de las semanas de mi vida más inspiradas, pero que para los protagonistas de esta película es como el colapso total. Obviamente, es necesario esto para que haya conflicto, para que haya chicha, pero es terriblemente frustrante que se haya invertido tanto tiempo de metraje en mostrar escenas vacías de contenido y en las que apenas se aprovecha la aparición de secundarios de lujo como Jason Segel, Melissa McCarthy, Lena Dunham, Chris´Dowd, Megan Fox, John Lithgow o la petardísima Charlyne Yi.

Por supuesto, la premisa es la resabida crisis de los 40, ese constructo social que, a día de hoy, cuando vivimos más de 100 años, no tiene mucho sentido. La sociedad en general y la americana en particular siguen machacándonos con la idea de que tenemos que madurar, que las risas son para la juventud, que hay hobbies que son de críos y que la única forma de vivir tu vida es cumpliendo el sueño americano: trabajo ideal, dos niños, a poder ser uno de cada, casa grande, coche gigante y domingos de barbacoa y piscina con los vecinos.

¿En serio el sentido de la vida se reduce a eso?

Empecé el análisis diciendo que lo que para unos era primordial, para otros sería baladí, y es así como cada espectador verá el argumento expuesto en pantalla. Nos muestran situaciones cotidianas, conversaciones con las que nos podemos sentir identificados y mucho humor absurdo, escenas picantes, algo de escatología y todo para hacer eco de los problemas cotidianos: la falta de dinero, los problemas con padres y/o hijos, la rutina, la escasez de sexo, la sensación de diferencia generacional no entendida, y los sueños no cumplidos. ¿Y hay respuesta para eso? Nada, ninguna. Esta es la vida, la de ellos y de la cualquiera que no haya nacido con una flor en el culo, en la que solucionamos los problemas a golpe de esfuerzo y, si realmente esa persona con la que estás te apoya, con algo de amor.

Si fuera fácil

5.5

NOTA GLOBAL

5.5/10

Destaca en:

  • Es divertida y sin más pretensiones que entretener
  • La química entre los dos protagonistas funciona
  • Tiene más interés que la película original, Lío embarazoso

Podría mejorar:

  • Está muy desconectada de los problemas reales del mundo y de las parejas
  • No tiene un objetivo claro.
  • Es superficial.

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. Como novelista ha publicado La Ciudad que Olvidamos (2024) y está centrada en la publicación de nuevos títulos. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II.

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