En el año 2007 llegaba a los cines españoles la esperadísima Stardust, dirigida por el querido para algunos y odiado por otros, Matthew Vaughn (director también de X-men: primera generación, 2011) y escrita por Jane Goldman (colaboradora habitual de Matthew Vaughn). La cinta está basada en la novela del mismo título, escrita por el famoso Neil Gaiman e ilustrada por Charles Vess. Además, cuenta con una maravillosa banda sonora compuesta por Ilan Eshkeri. Al ver el cartel y sobre todo el tráiler de Stardust, podríamos pensar: “vaya, una película que cuenta con Robert De Niro y Michelle Pfeiffer en el reparto, y con el mismísimo Ian Mckellen como narrador, tiene que tener buena pinta”. Pero no, os tengo que avisar, que no es siempre oro todo lo que reluce.
La película nos narra la historia y las aventuras del joven Tristán Thorne (Charlie Cox), quien vive en un pueblo llamado Muro, un lugar donde se mantiene a salvo a dichos habitantes de un universo paranormal y peligroso repleto de piratas, criaturas mágicas y malvadas brujas llamado Stormhold. Una noche, el joven Tristán le promete a Victoria (Sienna Miller), la chica de la que está locamente enamorado a pesar de su personalidad materialista, malcriada y caprichosa, que le conseguirá una estrella caída del cielo a cambio de su mano. El joven aventurero, en sus pericias, encuentra la ansiada estrella encarnada en la preciosa y tierna Yvaine (Claire Danes). Tristán, feliz por su gran hallazgo, es ajeno a que “su estrella” tiene mucho más poder del que parece y que seres malvados, la buscan para fines poco honrosos.
Al hablar de Stardust, es casi obligatorio nombrar a películas antecesoras y con claras pinceladas de influencia en ésta, como por ejemplo las maravillosas La Historia Interminable, Hook e incluso La princesa prometida, pero todo hay que decirlo: Stardust está a años luz de conseguir las mismas sensaciones, opiniones positivas y emociones que las anteriormente citadas. Y es que la película, cuenta con tal mezcla de géneros que a mí, personalmente, me ha cansado tras la primera media hora. Pero el peor de sus problemas no es ese, evidentemente, sino que, según va avanzando, la cinta pasa de ser una prometedora historia de fantasía y aventuras a un cuento de hadas excesivamente tierno, romántico e incluso se podría decir que empalagoso.
La verdad es que Stardust tenía todas las papeletas de convertirse en una película divertida, entretenida y agradable de ver. Para ello contaba con el polifacético Robert De Niro, pero, ¡oh, sorpresa!, en la cinta es una de las peores interpretaciones. El famoso actor, se mete en la piel del Capitán Shakespeare, un pirata bastante excéntrico (por llamarlo de alguna manera), que secuestra a los protagonistas. Perdonadme si soy un poco dura, pero a mí me ha dado la sensación de que De Niro, estaba más que perdido con este papel, causando quizás por ese motivo, pura decepción y falsas ilusiones. Tampoco, Charlie Cox, con su actuación del joven Tristán, lo hace mucho mejor, ya que a veces, puede resultar increíblemente soso, sin personalidad, y un poco más inocente y bonachón de lo que el papel requería.
Stardust apostaba por su gran elenco de actores para triunfar
Menos mal, que Stardust también guardaba ases en la manda (aunque fueran pocos). Michelle Pfeiffer y Claire Danes, dan una pequeña esperanza a la película. La primera está espléndida en su papel de Lamia, una malvada bruja que anda buscando el elixir de la eterna juventud, regalándonos una de las interpretaciones más divertidas y entretenidas de la película. Y la segunda, con una actuación fantástica (para mí una de las mejores del film) llena de encanto, magia y sensibilidad. Cabe destacar también, las agradables y enigmáticas actuaciones de Mark Strong como Septimus, uno de los hombres del futuro, Jason Flemyng, interpretando a Primus y Rupert Everett como Secundus. Y por supuesto, tampoco hay que olvidar al gracioso y gran Peter O’Toole, actuando como el rey de Stormhold, aunque desgraciadamente, su aportación en la película es de tan solo unos minutos. Eso sí, tiempo suficiente para sacarnos unas sonrisas y unas risas.
No sólo algunas interpretaciones estelares (y nunca mejor dicho) hacen de Stardust un film ligeramente salvable. La película, cuenta con una increíble ambientación, vestuario y maquillaje. Trajes de época preciosos y muy bien conseguidos, transformaciones sorprendentes como la de mi querida Michelle y el ya menos respetado Robert De Niro (no voy a decir nada acerca del aspecto de este último, excepto que os va a llamar la atención. Eso sí, no estoy segura de si para bien o para mal, lo dejo a vuestro criterio).
Una película con tantos matices tenía que estar llena de curiosidades; al respecto os tengo que contar que los productores querían a un actor más renombrado para hacer del joven Tristán, como por ejemplo Orlando Bloom, pero fue el mismo director quién se negó y presentó a Charlie Cox, como único y exclusivo intérprete del papel. También que, estrellas femeninas de la gran pantalla, como Scarlett Johansson, Jessica Alba o Anne Hathaway rechazaron meterse en la piel de la maravillosa Yvaine. Y por último, Matthew Vaughn sólo contaba con Michelle Pfeiffer para el papel de reina bruja malvada, pues (sorprendentemente, porque mira que la película deja mucho que desear), había quedado encantado y emocionado con su actuación en Grease 2.
Stardust, se convierte por tanto, en una película de cuento de hadas con toques de fantasía y romance. Aunque cuente con un maravilloso Ian Mckellen, haciendo de narrador consiguiendo ponernos en situación y llamar un poco nuestra atención, con algunas buenas interpretaciones, una dulce banda sonora y una más que notable ambientación, vestuario y maquillaje, la película no es nada del otro del mundo y los buenos momentos que tiene, no son suficientes para hacer de ella una cinta memorable. Sin duda, siendo una novela de Neil Gaiman y con un reparto prácticamente de lujo, tengo la sensación de que podía habernos dado muchísimo más.
(6 / 10)
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