Cuando hay un estreno tan sonado como una película de Batman (aunque sea la quincuagésima que se haga del Caballero Oscuro) casi esperamos correr a las salas de cine y después publicar rápidamente nuestros comentarios. Yo no soy diferente, se estrenó hace un mes The Batman (2022), fui a verla esa misma noche… pero he ido retrasando el analizarla porque no me daba la sensación de tener nada bueno que decir de ella. Y cuando eso pasa, es mejor templar los ánimos y dejar pasar algo de tiempo.
Ahora, con la cabeza más fría, quiero analizar la última película de Matt Reeves (Cloverfield, Amanecer del Planeta de los Simios) protagonizada por nuestro vampiro albino, Robert Pattinson, quien lleva 10 años probando cómo es eso de estar muy serio todo el tiempo y ahora es cuando se ha sentido preparado para ser el nuevo Batman. Un Batman que, en el momento en el que comienza la historia, sólo lleva dos años ejerciendo de guardia nocturno, y que se ve tan desgastado como si llevara décadas en Gotham sin conseguir nada.
Un thriller noir con un Batman de prota por casualidad
Pero estamos en Halloween y el alcalde de Gotham City ha sido asesinado por Enigma (Paul Dano) y Batman colabora con el teniente James Gordon (Jeffrey Wright) para encontrar al que, al poco, habrá de convertirse en un asesino en serie. La primera de una trilogía que también compartirá universo con una serie que se lanzará en HBO. Un argumento que intenta situar a Batman en el camino de los detectives, título que originalmente ostentaba en los cómics.
¿Por qué este cinismo mío? ¿Es porque ya estoy cansadita de que vuelvan a hacer películas de Batman con los mismos antagonistas? Por supuesto. ¿Pero es también porque no me gusta Pattinson como prota? Bueno, ni a mí ni a la mayoría cuando nos enteramos. O quizás es porque no entiendo que alaben tanto las actuaciones, dirección, guion, acción y estilo visual cuando apenas podíamos haber visto nada de todo ello con casi tres horas de oscuridad total durante el metraje. No digo que sea una película turbia, con un halo deprimente o un toque oscuro, es que directamente no se veía la película de lo oscura que era.
El componente de total oscuridad podría justificarse por esa intencionalidad de la cinta en mostrar un Batman lleno de sentimientos de venganza, un Bruce Wayne que apenas sale porque está enterrado por su álter ego (curiosamente, sólo aparece como Bruce en esas partes que aluden directamente a su pasado). Esa oscuridad casa con las emociones que embargan al Hombre Murciélago, de tal forma que veríamos (al contrario que otras películas sobre el personaje, o quizás también lo contrario de lo que solemos encontrar en un héroe) cómo el vengador da paso al detective y de ahí al justiciero. The Batman primero te muestra la tempestad y termina con la calma, sin un elemento inicial (y ahí está el gran fallo) que justifique esa ira infantil e irreflexiva.
Tampoco han conseguido transmitir la idea del Batman detective. Como rico excéntrico, Batman era un apasionado de los gadgets, desde las cosas más sencillas como los batarangs (los murciélagos arrojadizos, para los profanos), hasta el coche más sofisticado que ríete tú del de 007. Este Batman no hace apenas uso de ellos, no consiguiendo hacer creíble su faceta de multimillonario detective en las sombras.
El caso es que The Batman pretende mostrarnos un protagonista que reúna las tres facetas del personaje: detective, superhéroe y sociópata atormentado. El Batman de Christian Bale sostenía un equilibrio perfecto entre estas tres facetas: aquel que pidió que le pintaran el tanque-coche en color negro, aquel que entrenó con Ra’s Al Ghul, el que se encerró en su mansión tras la muerte de sus seres queridos. Unas actuaciones coherentes con Batman en sus tres facetas.
Cercana al realismo, alejada de los superhéroes.
Sin embargo, el Batman de Pattinson es un detective atormentado fuera de la ley, un justiciero más parecido a Kick Ass, un fulano que se pone un traje y está muy cabreado. Y creo que pensaréis, y entonces, ¿qué pasa con Ben Affleck? El Batman de Affleck era serio porque las circunstancias lo requerían. Llevaba un bagaje detrás de acciones inusualmente demenciales que le dan derecho a estar todo lo serio que quiera. Pattinson está demacrado y es desagradable, lo cual crea cero empatía con su misión.
Y este punto también resultó sorprendente cuando vi la película. No soy precisamente una buscadora de tíos cachas, pero Batman, al igual que otros superhéroes como Arrow (cuyas habilidades no son sobrehumanas) deben parte de sus habilidades a su excelente forma física. El trabajo duro y constante de su cuerpo para volverlo una máquina de lucha perfecta y temible. El pobre Pattinson se saltó esta parte de la preparación del personaje mostrándonos una persona que, desde luego, no parece bien entrenada. La Liga de las Sombras es la línea más famosa de entrenamiento de Bruce, pero también tenemos las versiones en las que Alfred (aquí interpretado, oh sorpresa, por Andy Serkis) es el que le entrena y que, dadas las circunstancias, tendremos que suponer como opción buena en The Batman, lo cual no dice nada bueno del exmarine. Sin duda, el poco explotado personaje secundario Zoe Kravitz como Catwoman parece mejor entrenado.
Como veis, le encuentro muchos defectos a la elección, ya no del actor, sino del personaje. Principalmente, la distorsión entre la imagen que los habitantes de Gotham tienen de Bruce Wayne y la que tenemos nosotros como espectadores de la película. Y eso es un error garrafal.
Por otro lado, hay que reconocer que The Batman, lo que tiene que decir lo dice bien. Aunque no nos gusten el resto de sus personajes, están bien construidos. El malo es un buen antagonista (que tampoco me gusta, aquí su obsesión es el propio Batman), aunque se aleje del que conocemos en los cómics (obviamente, el maravilloso Jim Carrey no encajaría con el tono de esta película como Enigma). También hace una fotografía de Gotham que, para ser una película que inicia universo, resulta muy completa. Presentarte a Falcone o al Pingüino, o la corrupción de la policía no era necesario, pero el world building se enriquece presentándote también hasta lo innecesario. Esto lo hace más realista y realmente puede ser algo bueno. El hecho de que lo que nos cuenta nos guste o no es casi irrelevante, ellos lo que quieren es mostrarte su versión excesiva del universo de Batman.
Sin embargo, para mí sí resulta relevante que tantas cosas a nivel personal no me gusten: ni el universo, ni el Batman, ni el conflicto, ni la fotografía, ni el ritmo, ni la aparición tan temprana de Catwoman… siento que es necesario comulgar con la película no sólo en los aspectos objetivos, sino también en los que te cambian la historia para mostrarte otras lecturas.
Pero si de aspectos objetivos hablamos, tampoco con estos me siento tranquila. Las escenas de lucha son pocas y confusas (sobre todo para alguien que se dedica a la venganza), la fotografía mala por ser oscura en exceso, los personajes están desaprovechados (John Turturro, Colin Farrell, Peter Sarsgaard) y, sobre todo, la constante sensación de que no aporta nada al universo del personaje. Estuve un tiempo acostumbrándome a la idea de que The Batman intenta acercarse al tono de Joker, emulándola, imitándola. Una creación de un Batman muy realista, tan hundido en sí mismo que se acerca a ese Joker de Joaquín Phoenix y eso, de alguna manera, me da esperanzas. Si hubo dos Joker simplemente magníficos entre los que dudar a la hora de dar el primer lugar, también podría haber dos Batman entre los cuales no sepa decantarme. Pero para ello es necesario que el guion, la dirección, la acción, el estilo visual y todas esas cosas que (uf) tan bien dicen que hace The Batman, se pulan en las siguientes entregas a fin de que, si hay algo que rascar, salga de una vez a la luz.
The Batman
Destaca en:
- Aunque no lo consiga, intenta aportar algo diferente y se arriesga.
- Narrativamente está muy bien construida.
Podría mejorar:
- Batman es excesivo en todo: en su tormento, su asocialidad, su oscuridad.
- Los personajes secundarios están infrautilizados.
- Demasiado oscura: la película no se ve.
- Una película tiene que funcionar cuando sumas sus partes.