Thor y Thor: el mundo oscuro fueron películas ambiciosas. El superhéroe que se mostraba en ellas tenía conflictos serios, el drama era real y el humor sólo era una consecuencia de estar integrados en el mundo de Marvel. Salvando las distancias (la primera era muy buena, la segunda terrible), eran dos películas marcadas por su estilo. La tercera parte, Thor: Ragnarok, se desvincula de estas al ser más gamberra, divertida, épica y también algo más insustancial. Atraparon al público mainstream con una reinvención de la franquicia en un intento de hacerla más fresca, consiguiendo que nos preguntásemos si la cuarta película seguiría por esos derroteros tan locos como divertidos. Thor: Love and Thunder (2022) insiste en esa extravagancia, pero se le nota un gran intento por encontrar el equilibrio entre comedia y drama, aprovechando los recursos que le da el guion para desarrollar al personaje principal.
¿Lo ha conseguido?
Por motivos que cualquier seguidor de Marvel sabe, Thor (Chris Hemsworth) se ha unido a los Guardianes de la Galaxia, tratando de encontrar su lugar en el Universo. Sin embargo, al recibir un SOS de Sif (Jaimie Alexander) vuelve a Nueva Asgard. Allí se entera de que Gorr (Christian Bale), el Carnicero de Dioses, ha puesto sus ojos en su mundo en su camino por extinguir a todas las deidades existentes portando la Necroespada, como castigo por la muerte de su querida hija. En su camino por acabar con tan formidable enemigo se topa con Valquiria (Tessa Thompson), la nueva reina de Nueva Asgard y con su ex novia Jane Foster (Natalie Portman), convertida en la superheroína Mighty Thor.
Quitando dos o tres películas de Marvel con un poco más de profundidad, el universo UCM es palomitero, épico y entretenido. Thor Love and Thunder no pretende ser nada más que eso y, en ese sentido, cumple su función. La franquicia Thor se ha pasado mucho tiempo buscando su camino y por eso las películas son tan desiguales, pero en general cuando llegas a esta película te das cuenta de que intenta meter, en medio de ese batiburrillo de chascarrillos fáciles (en serio, muy fáciles) y acción en la media de lo que nos tiene acostumbrados la compañía, una historia de amor que evita todo el edulcoramiento posible para hablarnos de valores de verdad: el esfuerzo, el compromiso, el sacrificio, la ternura, el respeto, el compañerismo. Ahonda en las causas por las que una relación puede tanto comenzar como acabarse y nos ayuda a identificarnos con Thor y Jane dejando de lado sus aspectos más sobresalientes (él, un dios salvador del mundo, ella una astrofísica de fama mundial) para mostrarnos su humanidad.
Esta decisión de Taika Waititi me pareció arriesgada, pero es un director acostumbrado a mostrar el lado más humano de todos sus actores, consiguiendo en esta ocasión (que no en otras películas de Thor) que sí nos creamos las relaciones que se establecen entre ellos y eso proporciona el equilibrio que comentaba en el primer párrafo que tanto busca la franquicia. Tiene drama, tiene comedia, ninguno de los dos es de primera categoría, pero es una película muy humana; de alguna forma, así lo pregona su título “Amor y Trueno” y, por causas que sabréis cuando veáis la película, esto tiene tanto de sorpresa como de coherencia narrativa.
Hablemos del villano
Cuesta encontrarle pegas a la carrera cinematográfica de Christian Bale, un actor consagrado por sus propios méritos (y es Batman, no lo olvidemos). Como el villano Gorr tiene un gran problema por delante. Del héroe esperamos valores universales como valor, entereza, compasión, megapoderes, bla bla bla. Pero del antagonista esperamos que nos sorprenda, ya sea por su fiereza, su crueldad, su aspecto imponente y, desde que apareció Thanos, nos fijamos en sus motivaciones. Gorr es un ser roto de dolor por la muerte de su hija y la cruel indiferencia de sus dioses que se entrega al late motiv más tópico y clásico del mundo: la venganza. ¿Cómo conseguir que el villano de turno no sea uno más y resulte un digno adversario del héroe de turno?
De primeras, Bale no permite que su villano sea ridiculizado. La pesadez que flota en el ambiente cuando él aparece es real, de la misma forma que sus pocas intervenciones (ahí culpa del guion, que no le da todo el protagonismo que se merece) son de gran profundidad al no olvidarse que se trata de un ser de gran sensibilidad que está siendo corrompido por la Necroespada. Bale consigue mostrarnos las motivaciones y el pasado de Gorr para que le entendamos, para que nos demos cuenta de que es un pobre ser que se odia a sí mismo. A ello ayuda también la caracterización del personaje, bastante más alejado del que conocemos en los cómics, pero totalmente necesario tanto para distinguirle de otros villanos muy conocidos de rostros cadavéricos como para darle dignidad (ver imagen en taparrabos).
Más de una cosa mala
No me quiero alargar demasiado. Cuando tienes tanto a crítica como a público divididos por una película que no saben si es demasiada parodia, demasiado poco graciosa, o demasiado poco dramática cuesta encasillarla y decidir si te gusta o no. Yo salí del cine gratamente sorprendida por algunos giros de guion de la película, pero confusa respecto a mis sentimientos generales.
Por un lado, sabes que no aporta mucho al Universo Cinematográfico de Marvel (aunque la 4ª fase en sí misma es bastante mala en su conjunto), pero por otro su autoparodia la distingue entre tantas películas de superhéroes que se toman muy en serio a sí mismas.
Por un lado, se desliga de sus compañeras de franquicia por su uso de los colores, tan alejados del realismo; pero por otro, los efectos especiales están un poco por debajo de la media de lo que nos tiene acostumbrados Marvel.
Por un lado, sólo podemos agradecer los maravillosos cameos de Melissa McCarthy, Luke Hemsworth, Matt Damon, Russell Crowe, Sam Neill, Jeff Goldblum y tantos otros; por otro lado, siento que desaprovechan las actuaciones de los secundarios y del villano.
Por un lado, me encanta la vuelta de tuerca de la comedia romántica de turno; por otro, me irrita sus agujeros de guion dentro del universo Marvel, el más importante es que Eternidad genera deseos… y Thor lo sabía. ¿Por qué no fue usada para, por ejemplo, sin ir más lejos, matar a Thanos?
En definitiva
¿Lo mejor? Los maravillosos cameos repartidos por toda la película, el sutil empoderamiento femenino, la delicadeza de la inclusión, la historia de amor, la fantástica banda sonora, marca de todas las películas de Thor. ¿Lo peor? Sigue sin conseguir encontrar su lugar entre la comedia y el drama, resultando histriónica por momentos. Forzar tanto la máquina siempre acaba pasando factura.