Revivir una franquicia como Las Tortugas Ninja hace casi dos años fue más un acto de fe que de marketing. Fe en los treintañeros que echamos de menos a unos de nuestros superhéroes favoritos del pasado y también fe en una franquicia de cómics que nunca ha sido excesivamente prolífica en éxitos, sobre todo en la última década.
Sin embargo lo hicieron, y mentiría si os dijera que lo hicieron bien, pero la verdad es que tampoco lo hicieron catastróficamente mal. Como ya dijimos en su momento Las Tortugas Ninja fue un divertido desastre como película, que funcionaba más por su efecto nostalgia y por sus disparatadamente aparatosas escenas de acción que por su calidad cinematográfica, o ausencia de ésta, siendo netamente superior la película original de los años 90.
Ahora llegan Las Tortugas Ninja 2: fuera de las sombras, repitiendo reparto (Pete Ploszek como Leonardo, Alan Ritchson como Raphael, Noel Fisher como Michelangelo y Jeremy Howard como Donatello) y agregando un par de sonoros nombres a la plantilla como Stephen Allen (El fulano de Arrow) interpretando a Casey Jones y Laura Linney como la tediosa inspectora de policía Rebecca Vincent. Por desgracia también repiten actores, y cuando digo por desgracia me refiero a Megan Fox, sus morritos y sus escenas tontas de lucimiento de cachaza en una peli para adolescentes, pero bueno, es el único talento que tiene la chica, dejémosla que lo explote.
Por otra parte vuelven las cuatro tortugas, como no podía ser de otra forma, en un film que trata (sin mucho éxito) de ahondar en los sentimientos de estas y en sus anhelos de convertirse en ciudadanos de a pie normales y corrientes con trabajos aburridos y vidas estresantes en vez de ser tortugas antropomórficas hipertrofiadas que se pasan el día jugando videojuegos, haciendo skate y siendo ninjas súper molonas en su camión de la basura tuneado (en serio, ¿dónde tengo que firmar?).
La cosa es que el argumento de la película no hay por donde cogerlo; es típico, tópico, predecible y sirve exclusivamente de vehículo para hacernos saltar de escena de acción a escena de acción sin que la peli parezca un videoclip largo. Pero en el otro lado de la moneda está el hecho de que el film es muy consciente de lo que es y se lo toma todo bastante a broma, haciendo que Las Tortugas Ninja 2: fuera de las sombras sea una película prácticamente desprovista de dramatismo y que se propone hacernos pasar dos horas de chistes, peleas y efectos especiales de muy buena factura.
La aparición de los enemigos más clásicos de la saga original también es un punto a favor, Shredder hace su aparición de nuevo y con él Bebop y Rocksteady (el Jabalí y el Rinoceronte) que son tan tontos y divertidos como en la serie original. En último lugar tenemos a Krang, aquel cerebro enorme que utilizaba un robot con cara de lelo para desplazarse, haciendo también un homenaje fiel y divertido a su versión en papel/animada.
Las Tortugas Ninja 2: Fuera de las sombras es una película mala y divertida, como ya lo fue su primera parte. Y bajo mi humilde opinión ésta tampoco mejora las películas de los 90 salvo en lo obvio. Sin embargo no deja de ser un sano entretenimiento para ir con los pequeños de la casa (siempre es una buena escusa cuando queremos ver estas pelis y seguir pareciendo adultos) y una buena forma de pasar dos horas en compañía de un montón de acción descerebrada, siempre que no nos empecemos a hacer las clásicas preguntas de “¿cómo?”, “¿por qué?”, “¿era necesario?” y “¿no hubiera sido más fácil que…?”.
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