Corría el año 1980 y la guerra fría entre los Estados Unidos de América y la Unión Soviética tenía en vilo al mundo entero. Los peores años del silencioso conflicto habían terminado, pero el miedo al apocalipsis nuclear aun perduraba y la mera posibilidad del estallido de una tercera guerra mundial hizo florecer el pesimismo y la impotencia entre la población.
Vale, tampoco es que los setenta fueran tan horribles, pero la situación global era delicada y la preocupación por las posibles consecuencias de un conflicto a escala global estaban más que justificadas.
Dentro de este contexto tan chungo se estrenaba una serie televisiva llamada Cosmos que, bajo el estandarte de la divulgación científica, pretendía difundir la historia de la ciencia y de la física, mostrar sin tapujos el origen de la vida tal y como la conocemos y concienciar sobre el insignificante lugar que ocupa nuestra especie en el universo, casi nada vamos.
El hombre detrás de esta ambiciosa empresa no era otro que Carl Sagan, un conocidísimo científico estadounidense que, entre muchas otras cosas, dedico su vida al campo de la exobiología, o sea, a buscar aliens en lo más profundo del espacio.
El caso es que Cosmos fue un éxito redondo y disparó la popularidad de Carl Sagan hasta límites insospechados, convirtiéndolo en todo un icono de la cultura popular, incluso habiendo perdurado hasta la actualidad (con memes incluidos).
Pero ¿qué tal ha envejecido Cosmos? ¿merece la pena ponerse a verla ahora? ¿o acaso el tiempo no le ha sentado demasiado bien?… vamos a averiguarlo.
Cosmos está compuesta de 13 capítulos de unos 50 minutos de duración en los que Carl Sagan actúa como narrador, explicando y desarrollando los diferentes temas que trata la serie. Estos temas, si bien están encuadrados dentro de la misma idea principal (el universo), son bastante variados, pudiendo encontrar capítulos que nos hablan acerca del origen de la vida y la evolución de las especies, del desarrollo de la ingeniería espacial, de la biblioteca de Alejandría, de los descubrimientos de Keppler….
Quizás a primera vista algunos de los temas no resulten demasiado interesantes o incluso parezcan aburridos y difíciles, pero lo cierto es que Cosmos cuenta con un método infalible para conseguir que cualquier persona se muestre interesado en las “lecciones” que imparte.
Me refiero, como no, al inimitable Carl Sagan que, desde el primer momento en que aparece (diciendo movidas cósmicas trascendentales al borde un acantilado), se come la pantalla.
Resulta realmente llamativo que, estando en pleno 2016, Carl Sagan no haya perdido ni una pizca de carisma y que siga resultando tan endiabladamente sencillo quedarse hipnotizado escuchándole hablar sobre nebulosas, asteroides y planetas.
Y es que podéis estar interesados en ver Cosmos por muchas razones, pero lo cierto es que el principal atractivo de la serie sigue siendo el propio Sagan, que es capaz de explicar todo tipo de tecnicismos científicos y abstracciones varias con una facilidad increíble, utilizando un vocabulario claro y sencillo y ejemplificando de forma genial los conceptos más complicados, haciendo que sigamos cada capítulo con gran interés y sin llegar a resultar aburrido en ningún momento.
Aparte del encanto de Sagan, la serie realiza todo un despliegue de medios para encandilarnos, ya sea mediante el uso de todo tipo de efectos especiales para representar el universo, o utilizando actores para escenificar momentos especialmente importantes durante ciertos capítulos.
En cuanto a lo técnico, hay que decir que Cosmos ha envejecido relativamente bien. Es decir, no es que los efectos sean precisamente increíbles (de hecho para los estándares de hoy día resultan bastante cutres), pero lo cierto es que dan el pego la mayor parte del tiempo y que incluso llega a resultar impresionante lo logradas que están algunas secuencias “cósmicas”, teniendo en cuenta la época en la que fueron realizadas, claro está.
Puede parecer que he hablado poco sobre lo que la serie tiene que ofrecer, o sobre los temas que aborda, pero lo cierto es que creo que es mejor empezar Cosmos sin tener demasiada idea de lo que vamos a ver. Puede que los años se noten en la calidad de la imagen y en los efectos especiales, pero si ignoramos estos pequeños detalles nos encontraremos con una obra absolutamente magnífica, que consigue que cualquier persona sea capaz de interesarse por la ciencia, el universo y sus misterios, adoptando, aunque solo sea durante 50 minutos, un pensamiento crítico, lógico y racional (algo que se nos olvida hacer demasiado a menudo).
En resumen: ¿merece la pena ver Cosmos?
Pues sí, sin lugar a dudas. Puede que el hecho ser relativamente “antigua” eche para atrás a más de uno, pero a quien no le preocupe su edad se encontrará con una serie realmente interesante que trata temas de lo más variados y que cuenta con un “presentador” que es toda una leyenda y con el que haremos buenas migas casi al instante. Todo un clásico al que todos le deberíais dar una oportunidad.
Una alternativa para aquellos que quieran disfrutar de una producción más actual es el remake de Cosmos, protagonizado por Neil deGrasse Tyson (que fue alumno de Sagan) y que cuenta con unas cuotas de calidad similares, así como con datos científicos mucho más precisos y actuales, aunque sin el carisma del bueno de Carl.
Cosmos
Destaca en:
- Los temas que se tratan son variados e interesantes
- El lenguaje claro y sencillo utilizado por Sagan, que consigue que sea realmente fácil entender todo lo que se nos está contando
- El encanto de Carl Sagan, que consigue encandilarnos desde el primer momento.
Podría mejorar:
- Pese a que ha envejecido bastante bien la calidad de la imagen y los efectos especiales no están a la altura de lo que se puede esperar de una producción actual.