Las grandes producciones televisivas se van sucediendo y los superhéroes de nuestros cómics son sus protagonistas. A veces con más acierto, otras con menos.
Ciertamente voy disfrutando de The Flash, Arrow o Legend of Tomorrow, pero me ha costado más emocionarme con Jessica Jones, Luke Cage o la reciente Iron Fist. No obstante, el obligado revisionado al que someto a las series antes de los crossovers (en este caso, el que se dará el próximo 18 de agosto con The Defenders) obliga a reconocer que Daredevil, sencillamente, está a otro nivel y que ha llegado la hora de analizarla.
Todos más o menos conocemos la historia del “ciego con súper poderes” y sigue siendo, a pesar de su sencillez, la definición más acertada. Matt Murdock sufre un accidente con material radiactivo que le deja ciego pero que acentúa el resto de sus sentidos hasta tal punto que sí, muchas veces olvidamos que es ciego. Aprende kung fu, se queda huérfano, sufre su catarsis que le hace salir de las sombras…vamos, lo típico de estos superhéroes, y finalmente llega la hora de ver qué ofrece su personaje.
Como muchos otros héroes de Marvel era lo más parecido a un pringado con pijama, hasta que llegó Frank Miller, que acababa de hacer Batman Año Cero, cogió el original de Marvel, le dio el giro oscuro que necesitaba y lo convirtió en un personaje maduro e interesante.
Obviamente la serie se parece sobre todo al cómic de Frank Miller lo cual ha resultado su decisión más acertada. Miller es un amante de los héroes filofascistas/atormentados y oscuros (recordemos que tras Batman y Daredevil hizo 300 y Sin City) pero aún así lo que hace de esta serie una obra maestra no es sólo eso, sino una inteligente composición de elementos que funcionan como un engranaje bien engrasado.
¿Cuáles son esos elementos que hacen grande a la serie de Daredevil?
En primer lugar, sin duda, su guion. Series como Gotham, que muestran guiones complejos son admiradas precisamente por lo bien hilados de sus argumentos, siendo así que Daredevil tiene una trama principal muy clara y pequeñas subtramas nada complicadas pero resultando de todo una estupenda historia que tiene muy claro lo que quiere contar, alejándose de esas series en las que cada capítulo representa un “reto” con un malo de pacotilla al que vencer.
Por otro lado un acertado casting que interpreta a personajes, como nos gustan ahora, muy grises. Matt Murdock/Daredevil es interpretado por el casi desconocido Charlie Cox (Stardust, La teoría del todo), Deborah Ann Woll es la inteligente secretaria Karen Page, Elden Henson interpreta al cándido Franklin “Foggy” Nelson y el camaleónico Vincent D’Onofrio (La chaqueta metálica, Men in Black, Jurassic World…) es el interesante antagonista Wilson Fisk.
Wilson Fisk: su mezcla de brutalidad y refinamiento es lo que más nos seduce
Es casi una novedad que aparezca una serie que toma a sus espectadores tan en serio como Daredevil. Es cierto que sus personajes no son siempre muy realistas pero siempre están muy trabajados; Frank Castle/Punisher, interpretado por Jon Bernthal deja regueros de sangre demasiado extensos y probablemente Leland Owlsley (Bob Gunton) es demasiado bocazas para estar al servicio de un mafioso, pero en general, en el momento en el que aceptamos que un ciego es capaz de saltar por los tejados el resto no debería importarnos. ¿Que James Wesley (Toby Leonard Moore) es demasiado eficaz como consejero, Ben Urick (Vondie Curtis-Hall) demasiado listo como reportero y Claire Temple (Rosario Dawson) sabe hacer de todo aunque sólo es enfermera? Bien, de todos es sabido que los superhéroes necesitan esos apoyos en forma de policía (veamos Batman, Arrow, The Flash y tantas otras) y si puede ser de enfermera o equipo médico para los momentos de palizas.
Ensalada de guantazos en la Cocina del Infierno
Otro de los elementos que caracterizan a Daredevil es la acción. Sin duda estamos más ante un thriller policíaco, con lo interesante, casi contradictorio y sí, problemático que resulta que Daredevil sea abogado de día y Temerario de noche. Lo moralmente dudoso viene de la mano de estas dos profesiones haciendo que esta vez no sea sólo el espectador el que dude, sino también el propio personaje.
Tanto The Punisher, como Stick (Scott Glenn), como Elektra (Elodie Yung) están ahí para mostrarle a Daredevil que a veces las cosas no funcionan por la vía que él ha escogido (Daredevil pertenece al sector de superhéroes que no matan, ¿tema de moralidad o que es católico?). No obstante, seguimos encontrándonos con una serie en la que parece necesario pegar a los malos para defender a los buenos. ¿Es la violencia lo único que entienden los malos, o también los buenos?
Porque el no matar no impide que Daredevil pegue palizas de órdago y ya es famosa una de las primeras escenas de peleas en plano secuencia que transcurren en un pasillo (homenaje a Old Boy), demostrando que sí, que recibe estopa como pocos superhéroes (es de los más justificados en llevar un traje protector, sinceramente), por mucho que sea un experto en artes marciales, ya que los guionistas nos han tomado en serio y quién más quién menos, todos los malos pandilleros o mafiosos saben pelear.
Aún así, no cabe duda de que las coreografías de lucha en Daredevil están a otro nivel de lo que se ve en series de este mismo tipo, incluyendo las de las series que harán crossover con esta en pocos meses. Las de Luke Cage son más toscas y las de Iron Fist son poco creíbles.
Si tuviésemos que definirlas, y acompañadas de una banda sonora muy acertada, la acción encuentra el equilibrio entre la brutalidad y el comedimiento, ahorrando parafernalia (quizás un poco cuando aparecen los ninjas) pero recordando siempre que en una pelea los golpes de más sobran.
La estética y ambientación acompañan a la perfección no sólo a estas escenas de acción, sino a la serie en general, haciendo el argumento más sólido y acompañando a los flashbacks de forma más acertada incluso que en Arrow.
Buena como serie en general y como serie de superhéroes en particular
Encontramos pues en Daredevil una serie dramáticamente muy buena. Una adaptación con la que los marvelitas podemos sentirnos orgullosos. Un equilibrio estupendo entre súper poderes, acción y thriller en el que abundan los personajes interesantes, complejos y bien construidos, la crítica social, los miedos, los secretos y sí, también algo de humor.
Posiblemente ese superhéroe que estábamos esperando; el que actúa en las sombras, hace lo suyo y se vuelve a ir en las sombras sin tener que dejar medio barrio en llamas. Un hombre sin miedo pero de carne y hueso. La súper serie que estábamos esperando.
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