En junio de este año se estrenó la tercera y última temporada de Dark, la serie sobre viajes en el tiempo y muchos apocalipsis (que para algo estamos en el 2020) que en su momento me pareció tan original como intrigante y que analizamos con la avidez de quien piensa que ha encontrado LA serie especial sobre el género por antonomasia.
Quizás he tardado algo más en terminarla de lo que esperaba. Ya se sabe que la pandemia a veces no te da el ánimo de ver o leer según qué cosas (o como se dice burdamente, “No tengo el …. para farolillos) y Dark, si de algo carece, es del más mínimo sentido del humor, chascarrillo o escena que te arranque una carcajada, pero para mi sorpresa (y fue una desagradable sorpresa) el motivo por el que ya el final de la segunda temporada se me hizo bola, y que continua con esta tercera, es simple y llanamente que se me hizo insoportablemente lenta.
Una película, así como de algo menos de dos horas, puede permitirse tener un ritmo lento y pausado, en el que el espectador se zambulla en búsqueda de todos los matices de la película, encontrar significado a los silencios y disfrutar de la fotografía, ambientación y demás parafernalia. Sin embargo, si tu premisa es la misma con una serie, te encontrarás conque no aguantas 8 episodios de una hora cada uno con tantos espacios vacíos de contenido. Las conversaciones se vuelven irreales ¡nadie tarda tanto en hablar! y la sensación de que el tiempo apremia se evade cuando ves que, literalmente, ninguno de los personajes que conforman el elenco tiene prisa en decir lo que tiene que decir. Jamás había sentido tan poca empatía por tantos personajes de una serie como en Dark, pero es que rara vez me había encontrado con tantos personajes planos juntos y con tan poca evolución.
Así mismo, las voces en off que tanto aportaban en las dos primeras temporadas aquí empiezan a convertirse en la diarrea mental que alguien quiere exponer porque sí y que poco aporta a la trama, como no sea rellenar huecos que, de otra manera, habrían quedado en silencio.
El caso es que todo esto: los silencios, el narrador en off, las largas miradas entre personajes antes de hablar, los finales de escena con largos planos de los personajes muchas veces no haciendo nada… eran las marcas de la casa y podían gustarte o no, pero ahí estaban para marcar territorio; pero en esta última temporada, cuando lo que necesitas son respuestas, te crispa más que te ayuda que decidan que la fotografía (que es la misma, no varía, llevas viéndola capítulo tras capítulo) merece todos esos segundos en pantalla antes de decidir pasar a otra cosa.
¿Eso significa que la 3ª temporada es mala?
No todo es el ritmo, por mucho que esta serie alemana haya decidido usarlo como seña de identidad. El guion pretende ser continuista con lo mostrado hasta ahora y en general lo consigue. Su giro dramático permite que la serie no decaiga y abra sus puertas a posibilidades que hasta entonces estaban vetadas. Personalmente creo que una serie que postulaba por unas teorías científicas tan concretas no debería cambiar sus premisas en los últimos capítulos; no ya porque sea confuso, porque la verdad es que es la manera que tiene Dark de solucionar todos los problemas que plantea, sino porque la consistencia de la serie dentro del género de ciencia ficción se tambalea.
Ya solemos decirlo: no jodamos con el tiempo. Hay que tener cuidado cuando se quiere jugar con las paradojas temporales. Y Dark parece que se olvida de ello, mostrando un innecesariamente complicado entramado en el que llegas al final con la sensación de que más de un espectador le habrá visto los agujeros a la trama y tendrá una solución muy simple que haga que sufrir a tanto personaje plano (con su correspondiente personalidad indecisa) durante tres temporadas sea simplemente innecesario.
Todo esto resulta en una serie con muchos personajes en los que el atractivo principal se encuentra en su complejo árbol genealógico y en las cábalas que tiene que realizar uno como espectador para desentrañar la relación que tiene cada uno a nivel familiar. Dicho de otra forma, es la parte costumbrista de la serie la más interesante de la historia, siendo habitual descubrirse uno pensando en quién será hijo de quién, como si de Canción de Hielo y Fuego se tratase.
No es una serie para todo el mundo
Finalmente, Dark se reafirma como una innecesariamente compleja serie de viajes en el tiempo, con personajes desaprovechados y que, por intentar resultar interesante y mostrar riqueza narrativa, patina en cuanto al tratamiento de las paradojas temporales. No por ello resulta menos fascinante el viaje, sobre todo si te gustaron las dos primeras temporadas, pero siempre y cuando no te importe tener que estar dando al pause en tu televisor para estar seguro de haber entendido lo que acabas de ver. Porque sí, no es una serie para todo el mundo ni pretende serlo, pero esta vez se les nota en las costuras de cada capítulo que tienen que ponértelo en bandeja para que no te pierdas.
Dark
Destaca en:
- Ambientación, fotografía
- Premisa inicial
Podría mejorar:
- Personajes planos y sin evolución.
- Escenas innecesariamente lentas, largas y sin contenido.
- Como toda historia de paradojas temporales, acaba cayendo en su propia trampa (infinitos agujeros de guion).
- Cuanto más grande haces una trama más complicado es desentramarla y pierdes el interés en todo lo demás.
Si, ciertamente la última temporada es un tanto lenta y repetitiva exceptuando los dos últimos capítulos en los que me parece demencial deshacer el gran nudo gordiano que se viene gestando desde la primera temporada. Sin embargo me ha gustado la serie, me ha parecido un planteamiento original y a modo nostálgico algunos detalles me han recordado a Twin Peaks
Quizás es un poco como tú dices, demasiado ambiciosa y luego no han sabido cómo solucionar el problema. ¡Gracias por opinar!