Todos hemos oído hablar de los grandes de la literatura, quien más y quien menos sabe algo sobre Shakespeare, Miguel de Cervantes, Dickens, Poe…
También es fácil reconocer a Spielberg, los hermanos Méliès, Kubrik… La historia de la literatura, el cine, e incluso la música nos rodea, es parte de nuestra cultura.
Sin embargo, la historia del videojuego siempre ha vivido en un segundo plano, y aunque existen relatos auténticamente fascinantes en torno a esta joven expresión cultural, han permanecido en la sombra. Una suerte de cultura opaca, muchas veces resultado de una audiencia que ha tardado mucho en madurar y que hasta hace muy poco sólo se preocupaba por consumir el producto que la industria le ofrecía sin escuchar las voces de los artistas que creaban dichos productos.
High Score la serie documental que estábamos esperando
High Score (2020) se propone durante sus 6 capítulos de 40 minutos cada uno narrarnos algunos episodios de la historia del videojuego que definieron a este durante los años posteriores. La caída de Atari, el auge de Nintendo, Sega y los recreativos y la revolución de Doom son algunos de los temas que se tratan a lo largo de la serie, desvelándonos algunas anécdotas muy interesantes.
Para los más versados en la historia de los videojuegos High Score realmente tiene poco que rascar; personalmente, casi todo lo que cuenta el documental ya lo conocía, pero sigue resultando un entretenimiento más que interesante, aunque sólo sea por sus valiosos documentos gráficos y testimonios de los que hace gala la estupenda producción de la serie.
La historia, pero NO toda la historia.
Una de las cosas menos acertadas de High Score y de cómo narra algunos de los acontecimientos, es lo sesgados que están en cuanto a las opiniones y las partes de la historia que narran. Nolan Bushnell habla de la caída de Atari como si fuese algo ajeno a él y John Romero habla de Doom, pero sólo de las partes que a él le interesan. Los dos dejan las partes más truculentas (e interesantes) de esas historias fuera, precisamente las que les afectan a ellos negativamente, y esto pasa en varias ocasiones a lo largo de los episodios.
¿Se puede entender esta “manipulación” como una condición para conseguir estos valiosos testimonios? Seguramente sí, se me ocurren pocas alternativas para que High Score quiera ocultar que Doom básicamente es de John Carmack (Romero ha sido siempre un charlatán divertido) y que Nolan Bushnell aplicó las peores pr´´acticas imaginables en Atari hasta conseguir que el público le diese la espalda en masa.
Estos detalles afean un poco el conjunto de lo que es High Score y de lo que trata de conseguir, pero incluso así es difícil ponerle demasiadas pegas a sus 6 episodios temáticos que resultan tan interesantes cómo didácticos.
En definitiva, High Score es una serie documental que pese a estar algo sesgada en algunos de sus relatos, resulta sumamente instructiva, interesante y divertida, conozcas las historias que te narra o no. Sus valores de producción son muy buenos y los 6 episodios tratan aspectos muy diferentes y variados de la industria del videojuego. Poco más se le puede pedir.