Parece que el género superheróico ha llegado para quedarse y cada vez son más las películas y series que, amparadas baja las suculentas licencias de estrambóticos héroes disfrazados, se suben al carro de los “super” para ofrecernos su particular visión de las idas y venidas de míticos personajes bien conocidos por los seguidores del arte secuenciado.
Pero lejos de quedarse en la fórmula Marvel-Disney que tan bien parece funcionar, cada vez es más y más frecuente encontrarnos con pequeñas joyas del género que se atreven a hacer las cosas de una manera diferente, alejadas de un tono “para toda la familia”y más centradas en contar una buena historia que en satisfacer los deseos de un público que, en su mayoría, no conoce el material de origen en el que se basan estas franquicias.
Ahí tenemos a las geniales Deadpool y Logan, que no sólo han conseguido demostrar que el subgénero tiene mucho que decir, sino que han sabido ver más allá y utilizar su clasificación “rated R” como recurso al servicio de la historia y sus personajes, en lugar de como un mero reclamo para atraer a espectadores sedientos de sangre.
Dentro de este contexto nos encontramos, casi por sorpresa, con Legión, la nueva serie producida por FX que, tras haber sido estrenada en Febrero de este mismo año, ha cosechado una gran cantidad de críticas positivas tanto por parte de los espectadores como de la crítica especializada, alejándose de la descafeinada calidad de series como The Flash o Legends of Tomorrow para acercarse más a la reciente Daredevil de Netflix, pero manteniendo un estilo propio y realizando sus propias contribuciones a un género que, como ya he dicho, no para de crecer.
Con todo esto en mente nos toca preguntarnos ¿A qué se debe el éxito de Legión?
Antes de nada conviene aclarar que, si bien Legión guarda relación directa con el universo X-Men construido por Fox, por el momento todo parece indicar que ambos universos no están interconectados y que lo acontecido en Legión no influirá de manera directa o indirecta en la ya de por si confusa cronología del universo mutante.
Dicho esto, y dejando así zanjado todo el asunto de la continuidad, toca centrarnos en el argumento de la serie: Legión nos cuenta la historia de David Haller (Dan Stevens), un joven pelirrojo diagnosticado con esquizofrenia y cuya vida ha quedado marcada de forma permanente por las voces y visiones que le atormentan desde su infancia. David lleva años internado en un hospital psiquiátrico y parece haber conseguido alcanzar cierto equilibrio emocional gracias a su amistad con la divertida Lenny (Aubrey Plaza), otra de las internas.
Todo este equilibrio se ve alterado con la llegada a la institución de Syd Barret (Rachel Keller), una chica que no soporta el contacto con otros seres humanos y que llama la atención de David al instante, lo que sumado a otros acontecimientos que no voy a detallar por motivos obvios, hacen que David se plantee la naturaleza de su enfermedad y si, quizás, las voces que le atormentan son en realidad los pensamientos de otras personas.
Con solo leer la sinopsis ya nos damos cuenta de que Legión tiene una forma muy particular de aproximarse a los poderes de nuestro protagonista. En los cómics Legión es un personaje exageradamente poderoso, por lo que cabía esperar que se abordará su historia desde una perspectiva facilona, centrada en el espectáculo y la acción y relegando todo lo demás a un segundo plano, pero por suerte las cosas no han sido así, y Legión se nos presenta como una serie tremendamente inteligente, que se centra en los personajes y su desarrollo más que en cualquier otra cosa y que se recrea en la dualidad que representan los poderes y la enfermedad de David para enamorarnos con un intrincado laberinto mental en el que, al igual que el propio protagonista, no conseguimos distinguir lo que es real de lo que no.
Y es precisamente este enfoque el que la aleja del resto de obras similares y le da personalidad propia a la serie. David está como una regadera y cada uno de los 8 capítulos que componen la primera temporada es una pieza más del puzle que representa la historia y que nosotros vamos descubriendo a la vez que el protagonista, lo que consigue mantener el interés y la sensación de misterio hasta al final, presentándonos a un protagonista que se encuentra tan confundido como nosotros y con el que es muy sencillo vincularse desde un primer momento, preocupándonos genuinamente por su situación y su destino.
Eso sí, puede que tanto la trama como los personajes estén estupendamente construidos pero es necesario destacar que no nos encontramos ante el thriller psicológico definitivo, y que ya se han explorado conceptos similares en otras obras. Es cierto que Legión cuenta con una serie de particularidades que le dan una identidad propia muy marcada, pero tan solo consigue aportar algo significativo al género de superhéroes; fuera de ese contexto, aunque podemos hablar de una serie excelente y muy cuidada no podemos hacerlo en cuanto a nuevo referente o un punto de inflexión particularmente influyente.
También es necesario tener en cuenta que la serie se toma su tiempo para construir su universo y sus personajes y, a pesar de no resultar aburrida o lenta en ningún momento, es más que posible que su ritmo resulte demasiado pausado para los que busquen algo más trepidante y enfocado a la acción.
La importancia de la estética
Si hablamos de la identidad y el tono de la obra un aspecto que destaca por encima del resto es la estética; si bien no es algo que llame la atención en un primer momento en seguida nos daremos cuenta de que la serie se guarda unos cuantos ases en la manga. Sus originales escenas, tan diferentes de lo que estamos acostumbrados a ver, representan de forma genial los conflictos psicológicos de David, a través del uso de los colores y el simbolismo.
Dada la importancia de la estética, dentro del apartado técnico destaca la fotografía, con algunos planos muy inspirados y originales y unos efectos especiales que sorprenden, sobre todo si tenemos en cuenta que se trata de una serie de televisión y no de una superproducción Hollywoodiense. Mención especial para la escena de la cocina, una de las más icónicas de todo el “show” y un auténtico espectáculo visual.
Si hablamos de la música también podemos decir que la serie sabe utilizarla de forma excelente, tanto en el ámbito situacional, generando ansiedad o incluso terror cuando es necesario, como en ocasiones concretas, permitiéndose incluso un divertido (y demencial) numerito musical de lo más inesperado.
Actuaciones
La serie cuenta además con unas interpretaciones más que competentes, con un excelente Dan Stevens en el papel de David, consiguiendo transmitir a la perfección los problemas derivados de la complicada situación en la que se encuentra el personaje, pero dotándolo a la vez de una personalidad divertida y carismática que convierte en una tarea casi imposible el no encariñarse del protagonista.
En cuanto a personajes secundarios hay que decir que todos los actores cumplen con su labor de una manera solvente, destacando las interpretaciones de Rachel Keller, Bill Irwin y Mackenzie Gray que, sin ser perfectas, construyen personajes creíbles.
Sí destacar la labor de Aubrey Plaza a la hora de dar vida a Lenny, la amiga de David, un personaje que no parece tener mucho que decir en un primer momento pero que acaba convirtiéndose en uno de los más memorables de la serie, en parte, gracias a la magnífica interpretación de Aubrey, encontrándose prácticamente al mismo nivel que la del personaje principal.
Resumiendo, Legión es una serie excelente y alejada de los convencionalismos y cliches que tanto caracterizan al género. Ofrece algo distinto y se mueve de forma cómoda por el género del thriller psicológico, permitiéndose algunas excentricidades y destellos de originalidad en momentos puntuales que refuerzan esa sensación de identidad y de encontrarnos ante un producto con personalidad propia. Un buen uso de la música, unos efectos especiales a la altura y unas interpretaciones más que destacables consiguen poner la guinda del pastel a una de las series más sólidas de lo que llevamos de año.
Puede que Legion no reinvente la rueda y que su propuesta pueda llegar a resultar incluso familiar en algunos momentos, pero todo lo que hace lo hace bien, consiguiendo cohesionar de forma estupenda todos sus elementos mientras mantiene una identidad y personalidad propias.
Legión
Destaca en:
- La trama está muy bien construida y mantiene el interés hasta el final
- Los personajes y su desarrollo
- El aspecto psicológico de la obra le proporciona identidad y originalidad
- Una estética excelente
Podría mejorar:
- A pesar de su originalidad y solidez no consigue aportar demasiado a la saturada cultura seriéfila.
Un comentario
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