LUCIFER: como Castle pero con ángeles, demonios y sexo

En un mundo donde los ángeles tienen sexo (y no, no es un burdo chascarrillo, literalmente tienen órganos sexuales) y Los Ángeles es otra vez el territorio deseado para vivir la vida al más puro estilo Tenacious D in The Pick of Destiny pero con casinos y furcias, el diablo de nombre Lucifer parece sólo uno más de la larga lista de juerguistas y vividores que han decidido ir a vivir allí. No obstante, no hablamos de un pícaro playboy cualquiera, estamos hablando del mismísimo Rey del Inframundo que ha decidido tomarse unas vacaciones como Señor del Infierno e irse a Los Ángeles a vivir la vida loca.

Recuerdo cuando leí el divertidísimo manga Jesús y Buda y encontré muy original que los dos colega-Dioses decidieran tomarse unas vacaciones; los equívocos, aventuras y encuentros de los dos inmortales estaban aderezados con grandes dosis de humor y un pelín de filosofía que ahora vuelvo a encontrar en la serie Lucifer (2016).

Por supuesto, no se trata de una obra sesuda que pretenda hacernos reflexionar en sus capítulos acerca del Bien y el Mal de manera que nos deje con una diarrea mental de campeonato, pero sí que da ligeras pinceladas para aquel que, después de las dosis convenientes de acción, crimen, humor y amoríos, quiera ahondar en la naturaleza del ser humano…y de seres no tan humanos, como pueden ser demonios, ángeles, algunos dioses sacados de la manga y algún que otro personaje bíblico.

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Así, Lucifer, que del cómic de Neil Gaiman (The Sandman) tiene el nombre y poco más, tiene muchos elementos sacados de la serie policíaca Castle (tío sexy y gracioso ve algo de apatía en su vida y decide hacerse compañero de una sexy y poco graciosa inspectora de policía), pero con un protagonista con perversiones ligeras (no esperéis algo estilo Californication que, por cierto, comparte con Lucifer creador: Tom Kapinos) y unos problemas personales que, al estilo Los Soprano, le hacen ir al psicólogo.

Sí, al psicólogo.

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Los hermanos haciendo terapia.

Me he decidido a analizar la serie porque, visto que Netflix ha cogido el relevo de la FOX que con tres temporadas parecía ya aparcada, puede que nos encontremos en la cuarta temporada con algo más gamberro, irreverente, violento y sexual, según ellos mismos comentaban. En una serie cualquiera lo consideraría innecesario, pero, puesto que Lucifer tiene casi todo el pescado vendido al final de la tercera temporada, quizás sí que sea necesario aportar algo de frescura y, ¿por qué no volviendo a los inicios y volviendo más radical la serie? No digo que sea el mejor camino (tendremos que esperar a verla) pero siempre es bueno que no se conformen con lo ya hecho y pretendan mejorar.

Quizás, el mayor reproche que pueda hacerle a la serie Lucifer es que explora poco el tema de “¿Qué es lo que más deseas en el mundo?”. Es la frase con la que Lucifer y su poder de sugestión nos deleitan cada vez que quiere sacar algo de un sospechoso o de la próxima conquista, pero que va adquiriendo importancia a medida que los seres inmortales van tratando más con los humanos y van adquiriendo cualidades, miedos y deseos cada vez más terrenales.

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Escenas cargadas de sofisticación, alcohol y…un piano.

Es cierto que la evolución de los personajes (bastantes, para una serie de este tipo) es más evidente que en otras series, pero, quitando algunos casos muy claros como Lucifer Morningstar (Tom Ellis), el inspector Dan Espinoza (Kevin Alejandro), la diablesa Mazikeen Smith (Lesley-Ann Brandt) o la abogada Charlotte Richards (Tricia Helfer), casi todas las evoluciones de los personajes son más de explosión de los sentimientos que de una verdadera catarsis del personaje. Por ello, es una pena que se haya sacado poco partido a personajes como la psicóloga Linda Martin (Rachael Harris) o que personajes como el ángel Amenadiel (D.B. Woodside) o el teniente Marcus Pierce (Tom Welling, sí, el Clark Kent de Smallville) actúen tan mal teniendo papeles tan importantes. Y no quiero hablar del desastre que supone tener que ver tres temporadas enteras a Lauren German en el papel de la inspectora Chloe Decker.

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Es duro ser amigo de un diablo.

Analizando a Lucifer

De lo que sí que quiero hablar es del verdadero interés de la serie: la naturaleza de Lucifer, tanto en su faceta de ser humano (empresario, amante, compañero…) como en su rol de Diablo, castigador de aquellos que obran el mal; y la influencia de su naturaleza, su carácter y sus decisiones en lo que el llamaría “el plan divino”.

Lucifer da por sentado que su papel era castigar a los malos y que, por ende, él mismo era malo. Fue condenado al Infierno por encabezar una rebelión contra Dios y ser Satanás es su castigo. Sin embargo, a lo largo de la serie va descubriendo que otros humanos ven en él cualidades por las que amarle y él mismo empieza a sentir, no sólo amor por los que le rodean (o como mínimo admiración, respeto, afecto…) sino que merece ser amado (tema que ya traté en obras tan dispares como La túnica sagrada o Fruits Basket).

Este hecho no impide que Lucifer mantenga una guerra continua contra Dios por considerarle cruel y manipulador. En su postura, considera que su Padre tiene un plan, pero no entiende por qué se considera que este ha de ser siempre un buen plan y, por su carácter egocéntrico, siempre ve en los actos que se suceden a su alrededor muestras de que Dios juega con él.

Ciertamente, si lo vemos desde este punto de vista, podríamos pensar que no hay interés en que la serie trate cuestiones relacionadas con Dios que los humanos nos hemos planteado desde hace siglos; sin embargo, sí que es interesante el punto de vista de que son las rabietas no sólo de un hijo contra un padre, sino de Satanás contra Dios (lo cual no deja de tener su punto divertido). Lucifer no se plantea la existencia de Dios, obviamente, sino su lucha por la búsqueda de identidad apartado de los designios de su padre (que es complicado cuando tu padre es Dios, claro).

Lucifer quiere seguir siendo él mismo, el Diablo castigador, pero a la vez siente que se ha cometido una injusticia ya que el castigo que Dios le impuso es inmerecido, así como el hecho de que la humanidad le haga responsable de sus propios pecados.

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Lucifer y Maze usan métodos poco ortodoxos para que los malos confiesen.

La serie trata continuamente el hecho de que los seres humanos somos los propios responsables de nuestros vicios, nuestras depravaciones y nuestros pecados. Lucifer puede ser verdugo, pero no es juez ni mucho menos incitador. Es más, un tema muy interesante en el que ahonda la serie es cómo Lucifer usa sus poderes para sacar a la luz los trapos sucios y los deseos más secretos de la gente, pero sin ser él mismo el causante de esas codicias.

Esta dicotomía Diablo-Ángel provoca que a Lucifer le sea muy complicado aceptarse tal y como es; tema que se ve mucho en las conversaciones con la psicóloga, aunque, en general, todas las conversaciones trascendentes que implican una evolución del personaje – y también las reacciones más divertidas – se dan cuando estos dos personajes interactúan.

Finalmente, y bajo esa capa de serie policíaca con dosis grandes de humor, se esconde una oda a la esperanza, a las buenas acciones recompensadas y a las segundas oportunidades. Ya seas creyente o no, o, aunque quieras llamarlo, por ejemplo, karma, lo cierto es que es en la aceptación de las responsabilidades, en el amor por tus semejantes y en el paso a la madurez con sus cosas buenas y sus cosas malas, donde encontramos el verdadero valor de esta serie.

Lucifer

8

NOTA GLOBAL

8.0/10

Destaca en:

  • Las dosis de humor
  • El carismático protagonista
  • Las reflexiones sobre el Bien y el Mal

Podría mejorar:

  • Actuaciones irregulares
  • Que hayan obviado el cómic
  • Los capítulos 25 y 26 de la 3ª temporada, que sobran.

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. Como novelista ha publicado La Ciudad que Olvidamos (2024) y está centrada en la publicación de nuevos títulos. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II.

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2 Comentarios

  1. Yo estoy obsesionada con la serie. Ganazas de ver la 4ta Temporada en Netflix. Saludos desde Sevilla.

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