Dudo que nadie se sorprenda cuando diga que Resident Alien (2021) es una serie basada en un cómic del mismo nombre. Está de moda, resulta más fácil para los guionistas no tener que pensar demasiado en ideas geniales y, es éxito casi asegurado (sólo tenemos que ver a Marvel). Los autores del cómic del 2012 en este caso son Peter Hogan y Steve Parkhouse y de la serie el conocidísimo Chris Sheridan (Padre de Familia).
Pese a sus diferencias con el cómic, el argumento sigue siendo el mismo. Un alienígena (interpretado por Alan Tudyk) que viene a destruir la Tierra se estrella contra la misma. Mientras busca las piezas que se han desprendido de su nave tiene que ocultarse entre los humanos y aprender a convivir con ellos. Para ello, mata al Dr. Harry Vanderspeigle y se hace con su cuerpo. Misteriosamente, Max (Judah Prehn), uno de los niños del pueblo, es el único que puede ver su verdadera forma alienígena.
Lo que parece simplemente una comedia llena de humor negro y las clásicas situaciones divertidas que se crean cuando alguien no domina las convenciones sociales se transforma en un estudio sobre el comportamiento humano; no tanto porque el Capitán Hah Re, alias Harry, haya empezado a empatizar con los seres humanos o nos reconozca como seres dignos de ser salvados (todo lo cual habría puesto a Resident Alien al mismo nivel que tantas películas y series sobre extraterrestres que habitan entre humanos), sino porque los habitantes de Patience, en Colorado, con su amabilidad extrema y su buen estar, acogen a Harry con sus rarezas y salidas de tono.
De alguna forma, este estudio de la condición humana en Resident Alien está marcado por la convención social que tenemos las personas de creer que nos podemos poner una careta y estamos protegidos por ella, siendo así que son nuestros actos los que nos delatan. A excepción de Max, que se sitúa diametralmente en el lugar opuesto al del resto de los adultos, los habitantes de Colorado aceptan a Harry porque creen en lo que ven y no en lo que los actos y las palabras de Harry expresan. Por ello, la credibilidad de Harry como doctor y forense se establece porque la gente se fía de lo que ve.
Esta manera tan deliciosa de ser del hombre es lo que mantiene cohesionado al pueblo y nos permite a nosotros, espectadores, ser conscientes de la importancia de cierta hipocresía en nuestros comportamientos. No queremos herir a la gente innecesariamente, no queremos generar conflictos, no queremos manchar la imagen que los demás tienen de nosotros.
Pero Resident Alien tiene cabida para mucho más, así que se hace con un buen puñado de secundarios con problemas (Sara Tomko, Corey Reynolds, Alice Wetterlund, Levi Fiehler, Meredith Garretson, Michael Cassidy, Gray Farmer, Elvy Yost y una genial Elizabeth Bowen) para dar complejidad a la historia con tramas secundarias interesantes, pero con un patrón común. Así, asistimos en general a problemas de autoestima que acaban degenerando en fracasos personales y profesionales, tópico que parece dar un giro de tuerca cuando el desinhibido Harry habla con ellos.
Pese a estas tramas secundarias el protagonista indiscutible es Alan Tudyk, quien está fantástico en su papel de alienígena o humano rarito. Su capacidad para gesticular y poner muecas no sólo proporciona la vis cómica a la serie, sino que aumentan la credibilidad de su personaje.
Posiblemente, la parte más desligada de todo lo que ocurre en el pueblecito de Patience sea la que tiene que ver con la agencia gubernamental de turno que se huele que ha llegado un extraterrestre al planeta. No tiene que ver con que no resulte realista, sino que es bastante cliché y no llega a interesar de verdad en ningún momento.
En general, se trata de una serie divertida y con pocas pretensiones, con un estilo en el guion que nos recordará a las series y pelis fantásticas de los 80 (excepto en la factura técnica, que no requiere demasiada, pero ahí está) y con un ritmo que te hará devorar sus 10 capítulos y agradecer que ya esté confirmada la segunda temporada, también en SyFy. Por último, recomendaros que no os perdáis su opening, cambia a cada capítulo y mola mucho.