A veces mis subtítulos lo dicen todo. Sombra y Hueso (Shadow and Bone, 2021) es una serie que empezó de golpe a verse anunciada en las marquesinas de los autobuses y los anuncios de Youtube hasta que casi te convences, no sólo de que la tienes que ver, sino de que indudablemente es una buena serie. Y lo cierto es que tiene todos los elementos para que guste a la gran mayoría de la gente: un mundo atractivo, unos personajes con poderes, algo de un mal que acecha y mucho de apocalipsis. Y en ese sentido, Sombra y Hueso da lo que promete así que, ¿qué es lo que no funciona?
Por de pronto, los primeros cuatro o cinco capítulos son bastante aburridos. No sé si es el tempo de la serie, que no encaja, o la nula química entre los dos protagonistas (ya sabéis, esos que se dicen hermanos porque no saben cómo empezar a ser novios), o lo poco interesante de la trama… pero el resultado es que Sombra y Hueso tarda mucho en arrancar y eso, en un catálogo tan extenso de series como se ofrece a día de hoy en las diferentes plataformas, es un pecado.
Este aburrimiento puede deberse a un problema de dirección (y probablemente así sea, cosas de Eric Heisserer), pero también a que la serie se quiere tomar su tiempo dado que está basada en una trilogía escrita por Leigh Bardugo y, reconozcámoslo, cuesta un tiempo describir todo un universo de fantasía.
La historia, como todas las historias que tienen que resumirse en una frase, es bastante tópica. Un mundo tiene divididos sus distintos países debido a una enorme barrera de oscuridad llamada La Sombra. Para poder viajar de un lado a otro hay que atravesarla, enfrentándose a monstruos devoradores de humanos, por lo que los magos, hechiceros y demás gente con poderes defiende a civiles y militares en su paso por allí. La protagonista, Alina (Jessie Mei Li), es una muchacha que descubre que sus poderes pueden terminar con La Sombra, pero que también harán que todo el mundo quiera beneficiarse de ellos. O también “chica con poderes con un mundo al que salvar”.
Encontrareis en ella elementos de series como Carnival Row o de la saga de El Gremio de Los Magos y otros libros del género (quizás todo un poco teenager) y quizás en eso resida su error: demasiados elementos y muy rápido, demasiado universo con todo su fasto, e incidiendo poco en los personajes, quienes se desarrollan pobremente o de manera cutremente arquetípica. Así, personajes como Matthias, Nina o Mal (Calahan Skogman, Danielle Galligan y Archie Renaux) sufren de falta de atención, haciendo que destaquen otros como el General Kirigan (Ben Barnes, con una interpretación decente).
El mayor problema de esto es un guion desaprovechado. Es cierto que hay personajes que repiten sus frases del libro palabra por palabra, pero eso no quiere decir ni mucho menos que haya sido una buena adaptación. El interés de unas escenas a otras cambia de manera tan brusca que no puede más que notarse que unos personajes están más desarrollados que otros, que han incidido en unas historias más que en otras y al final lo que tienes son capítulos casi enteros metidos con calzador protagonizados por pretenciosos personajes que pretenden ser complejos con sólo enarbolar un pasado duro y sacar a relucir los temas tópicos para intentar empatizar con el espectador.
Releo un poco lo que he escrito y no me parece que me esté pasando demasiado. Lo cierto es que cuando las ideas son interesantes ver una mala ejecución me pone un poco de los nervios. Historias de amor poco realistas, otras mal ejecutadas, otras que estás deseando que les ejecuten… y, encabezando el top de historias más inverosímiles, el trío compuesto por Kaz, Inej y Jesper (Freddy Carter, Amita Suman, Kit Young), el primero líder de la banda de los Dregs y los otros miembros a los que parece que ha tenido que suplicar que le sigan, como si resultara creíble que una banda tan destacada como los Dregs no poseyera efectivos que pudieran secundar sus acciones en cualquier momento.
No obstante, no todo en la serie son cosas malas. La ambientación, el tono dramático y el oscurantismo, presentes en el libro de forma constante, están muy bien recreados, creando esa atmósfera en la que el Bien y el Mal se enfrentan constantemente. La mezcla de estilos se ve reflejada en los distintos gremios, nacionalidades y estatus, siendo un verdadero placer observar el detallado vestuario, los escenarios en interiores y la cuidada fotografía. Y si incidimos en el apartado técnico, los efectos especiales dejarán satisfechos a todos los que ansíen ver algo de magia interesante.
En definitiva, no creo que os pase nada por dejar pasar Sombra y Hueso y dedicaros a otra serie, olvidándoos de que hay una segunda temporada ya en el horno. Sabe un poco a visionado de sobremesa y es una lástima porque las ideas planteadas por Sombra y Hueso eran buenas, pero cuando te das cuenta de que el hilo argumental está mal construido hay que dar por hecho que la cosa no va a mejorar.