Que la primera temporada de Stranger Things fue un fenómeno de masas, además de una serie excepcional, es algo que a estas alturas no se le escapa a nadie. La serie producida por Netflix y dirigida por Matt y Ross Duffer supo captar toda la grandeza de las cintas de Spielberg y mezclarla con maestría con una ambientación en los 80 a todo detalle, con mil y una referencias y unos personajes que desbordaban carisma.
No tan bueno fue el resultado con la segunda temporada, donde la repetición de ideas y la adición de algunas otras que no acabaron de funcionar del todo bien, dio como resultado 9 capítulos que, si bien eran muy disfrutables, no llegaban a las cotas de calidad de la primera temporada.
Una tercera temporada carente de ideas, pero sobrada de carisma
La tercera temporada de Stranger Things ya está entre nosotros, en total 8 capítulos en los que los personajes habituales se unen a un puñado de nuevas incorporaciones (Francesca Reale) o se destacan secundarios de otras temporadas (Brett Gelman, Priah Ferguson) para luchar contra lo sobrenatural. No hay demasiada innovación en nada y los elementos que hicieron suyos la primera y la segunda temporada siguen ahí: El mundo del revés, el Azotamentes, las historias de niños, instituto, amores de verano, walkie talkies y bicicletas que tanto añoramos los que las vivimos y que tan hipnotizantes parecen para los que no.
Sin embargo, ya no hay misterio en Hawkings, el mundo del revés y lo sobrenatural ya no resultan un misterio a resolver y por mucho que Winona Ryder se empeñe en resolver el enigma de los imanes de la nevera, ya nada volverá a sorprendernos como lo hizo aquella casa llena de luces de Navidad.
Una calidad fuera de toda duda
Aun con todo, Stranger Things 3 tiene mucho que ofrecer para aquellos que estén dispuestos a disfrutarla sin prejuicios; los personajes en esta tercera temporada están mejor trabajados y los conflictos entre ellos se sienten más reales. A Hawkings llegan temas como la homosexualidad, afrontar la madurez, y superar la pérdida. Historias personales muy interesantes para unos personajes que no sólo están creciendo en estatura. Dustin, Mike, Lukas, Will, Ce y el resto de protagonistas maduran de una manera u otra, poniéndose a prueba la fuerza de sus lazos, pero sin perder nunca ese aire de comedia estudiantil de los 80.
Varias tramas que convergen
Ya en las dos primeras temporadas vimos como Stranger Things dividía a sus personajes para formar diferentes arcos. Stranger Things 3 vuelve a recurrir a esta fórmula, pero con una composición diferente, sabiendo sacar partido a unas químicas entre personajes excepcionalmente bien escritas. De esta manera cada uno de los tres arcos argumentales: niños, jóvenes y adultos, tiene su propia subtrama y trata temas que van conformes a su edad. Nada especialmente nuevo bajo el sol pero que en Stranger Things 3 funciona mejor que nunca, tanto por los temas que se tratan, como por lo interesante de sus arcos y cómo al final todos los personajes convergen de una manera completamente natural. Algo que no podría haber pasado sin un guion y dirección a la altura.
Los guiños constantes a la cultura pop de la época siguen ahí, con la aparición estelar de Regreso al futuro, pero también con muchísimas otras referencias culturales, musicales y de cómics que deleitarán a los más nostálgicos y seguramente alimenten la curiosidad para los profanos de una época que fue decisiva en cuanto a culturilla friki se refiere.
También es necesario remarcar la evolución técnica de la serie, con una mejora palpable en cuanto a efectos especiales, que consiguen ir un paso más allá que, por otra parte, se siente necesario por las exigencias de la propia historia. Lo mejor de todo es que el acabado técnico de Stranger Things hace que se sienta más como una película larga que como la serie que es.
Finalmente, Stranger Things 3 fracasa en su intento por ofrecer algo diferente (si es que lo intenta) pero consigue mantener las altas cuotas de calidad en una temporada muy interesante, entretenida y que sabe mantenernos pegados en la pantalla hasta su (previsible) desenlace. Nos hemos quedado con ganas de más, y por lo que se puede entender en las últimas escenas, parece que más vamos a tener. Esperemos que lo que tenga que venir en el futuro sepa mantener la calidad y de paso ofrezca una innovación que la serie empieza a pedir a gritos. Por nuestra parte, ya estamos deseando ver qué es lo que el destino tiene preparado a Ce, Steve, Dustin y compañía en la cuarta y (presumiblemente) última temporada. Cosas extrañas aguardan.