Teniendo en cuenta el éxito del combo Marvel–Netflix y los buenos resultados de Daredevil tras el estreno de su segunda temporada en marzo de 2016, creo que hablo por todos cuando digo que a nadie le sorprendió que Netflix, en su infinita… ejem… sabiduría, decidiese dar luz verde a la realización de un spin-off protagonizado por uno de los personajes más populares de dicha temporada: The Punisher.
El porqué de dicha decisión está más que claro, la respuesta del público hacia el personaje fue tremendamente positiva y, si bien este ya contaba con dos adaptaciones cinematográficas de dudosa calidad, también se trataba de un antihéroe relativamente desconocido y cuya historia, por su planteamiento y contexto, estaba muy alejada de los clichés y convenciones de un sub-género (el superheroico) que empieza tanto a tomar forma como a mostrar signos de agotamiento, resultando este un momento perfecto para probar algo “distinto” y darle al perturbado Frank Castle la oportunidad de pasar a formar parte de la pequeña liga de superhéroes callejeros de Netflix…¿lo habrá conseguido?
Para los que no lo sepáis, ya sea por no haber visto Daredevil o por ser un poco despistados, The Punisher nos narra la historia de Frank Castle (Jon Bernthal), un ex-marine estadounidense con un particular talento para la guerra que, tras dejar atrás el campo de batalla y conseguir volver de una pieza con su familia, ve su futuro truncado cuando, de manera aparentemente fortuita, una excursión al parque acaba en baño de sangre al producirse un tiroteo entre delincuentes que, por desgracia, resulta en la trágica muerte de su esposa y sus dos hijos.
Como podéis imaginar, Frank no se queda de brazos cruzados y, lejos de guardar luto o de intentar seguir con su vida, decide poner sus habilidades al servicio de la venganza, adoptando el sobrenombre de “The Punisher” (o “El Castigador”, como fue conocido en España) y dedicando su vida a acabar con aquellos a los que considera responsables de la muerte de su familia.
Como podéis ver The Punisher sienta sus bases sobre una historia de venganza de manual y que, a pesar de poder parecer simple, encierra un enorme potencial a la hora de permitir todo tipo de historias y “aventuras” en las que situar al carismático Frank Castle.
Por desgracia, parece que Netflix no ha sabido dar del todo en el clavo con su particular versión de The Punisher y, si bien no estamos ante un desastre total como ya lo fueran Iron Fist y The Defenders, sí que resulta obvio que el antihéroe más bestia de Marvel daba para más y que la dirección tomada por la serie no ha sido, ni mucho menos, la más acertada.
Digo esto porque, en lugar de centrarse en Castle y su particular lucha contra el crimen (un enfoque que funcionó a la perfección en Daredevil), en esta ocasión la trama opta por profundizar más en la tragedia que dio a luz al personaje, añadiendo una nueva dimensión político-conspiranoica a todo el asunto que, si bien no está mal planteada ni fuera de contexto, sí que acaba resultando algo pesada y lenta; sobre todo en el ecuador de la serie, planteando algunas ideas y situaciones interesantes pero nunca llegando a despegar del todo.
Y lo mismo ocurre con el apartado conceptual de la obra: toca temas como la reintegración de veteranos de guerra o la posesión de armas (en EE.UU lógicamente), y a pesar de que las ideas están ahí, listas para ser explotadas, al final acaban siendo simples conceptos que se tocan solo de refilón y que, lamentablemente, no van a ninguna parte ni nos ofrecen ninguna reflexión digna de mención.
Aun así no todo es malo, y a pesar de que la historia no llega a las cotas de calidad alcanzadas en Daredevil sí que se sigue con interés y no resulta absurda o poco coherente, siendo su principal defecto su excesiva duración, que de haberse visto reducida en tres o cuatro capítulos habría resultado mucha más redonda y digerible.
En cuanto a los personajes, podemos decir que en su mayoría están bien construidos y resultan interesantes, con buenas actuaciones de Ebon Moss-Bachrach y Amber Rose Revah y con un nivel general que resulta aceptable pero que no destaca por nada en particular.
Lo mejor es el propio protagonista que, interpretado por Jon Bernthal, es la auténtica estrella de la serie y una de las razones por la que esta funciona, pese a sus defectos. Frank Castle es un personaje interesante, a veces más de lo que la propia serie demuestra, y si bien en ocasiones puntuales resulta demasiado poco expresivo y falto de carisma, sí que funciona como personaje principal e hilo conductor de la trama.
En este sentido, hay que mencionar que los aficionados al cómic se sentirán algo decepcionados con la personalidad de Castle que, si bien es violento y poco razonable, aquí parece tener esperanzas de conseguir una vida mejor y escapar de la espiral de violencia que es su vida, algo muy distante del verdadero psicópata que nos encontramos en las páginas de Marvel y que, por razones obvias, ha sido suavizado para que resulte más digerible ante el público de la serie.
Por último, aunque no por ello menos importante, creo importante destacar el buen trabajo de dirección a la hora de realizar los tiroteos y escenas de acción de la serie, que en su mayoría resultan claras e intensas y que, afortunadamente, suponen una mejora considerable respecto a las que pudimos “disfrutar” en la ya mentada Iron Fist.
Resulta además todo un acierto la inclusión de escenas violentas y explícitas que, sobre todo gracias a uno de los capítulos finales, convierten a The Punisher en la serie más salvaje del universo Marvel, resultando totalmente apropiado para el personaje y aportando crudeza a un universo mucho menos amigable que el de sus contrapartes más “superheroicas”.
De esta manera, The Punisher se perfila como una serie llena de altibajos que, si bien no es capaz de superar la larga sombra de Daredevil, sí que supone una mejora con respecto a las últimas series de Marvel-Netflix y que, de haber contado con una duración reducida y unas ideas más sólidas y trabajadas, podría haberse convertido en una de las obras más redondas y bien planteadas del género.
Por desgracia no ha sido así y, si bien el resultado final no es nada desdeñable, solo puedo recomendar The Punisher a los seguidores del universo Marvel o a los fans del personaje, ya que el resto no encontrará ninguna razón para terminar los 13 capítulos que componen la serie más allá de los excelentes niveles de producción a los que nos tiene acostumbrados Netflix, claro está.
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Destaca en:
- El tono violento y oscuro de la serie le sienta como un guante al personaje y su universo.
- Jon Bernthal en el papel de Frank Castle
- Las escenas de acción están muy bien realizadas
Podría mejorar:
- Resulta excesivamente larga, se podría haber contado la misma historia en menos tiempo
- Tanto la trama como las ideas que trabaja se quedan a medias
- La personalidad del protagonista ha sido suavizada de manera exagerada respecto a su contraparte del comic.