Me ha costado mucho tomar decisiones porque, además de mi propia y habitual vacilación cuando juego a este género, siempre parto del hecho de que las máquinas son máquinas y, por mucho que un ordenador o una tostadora tengan aspecto humano, sigue siendo una máquina y en Detroit Become Human tienes que, de alguna manera, ponerte del lado de los androides.