En los videojuegos nuestra interacción con el mundo que nos rodea está limitada a un puñado de acciones contextuales, siendo todo el entorno del juego un montón de fanfarria que se asemeja más al atrezo de un teatro que a un escenario de verdad.
En los videojuegos nuestra interacción con el mundo que nos rodea está limitada a un puñado de acciones contextuales, siendo todo el entorno del juego un montón de fanfarria que se asemeja más al atrezo de un teatro que a un escenario de verdad.
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