No se trata del conocido juego de los pulgares que practicamos aquí para decidir quién va a por el pan o friega los platos, totalmente inocente y por regla general indoloro.
No se trata del conocido juego de los pulgares que practicamos aquí para decidir quién va a por el pan o friega los platos, totalmente inocente y por regla general indoloro.
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