El videojuego es un medio que aún está en pañales, sobre todo si lo comparamos con el cine, pero tras los primeros años en los que todo era innovador, nuevo y sorprendente nuestro amado hobbie sufrió un gran boom comercial que trajo, como consecuencia inevitable, una crisis creativa. Decir que no se intentan cosas nuevas sería exagerado, pero con videojuegos producidos por grandes empresas con cientos de trabajadores y presupuestos millonarios es normal que “los de arriba” prefieran ir a lo seguro, a lo que saben que se vende bien, y pasen de arriesgarse.
Dentro de este panorama entran los videojuegos independientes, que si bien no son nada nuevo, parecen haber cobrado fuerza en esta última generación de consolas (quizás por el apoyo de grandes empresas como Sony).
Para el que no lo sepa, un juego indie es considerado aquel que ha sido creado por una desarrolladora independiente, normalmente con un presupuesto muy limitado y con pocos trabajadores en nómina (aunque la línea que separa a los juegos indies de los triple A cada vez está menos clara). La gracia está en que al no tener que rendir cuentas ante el jefazo de turno, los desarrolladores tienen libertad creativa total, lo que nos permite disfrutar de pequeñas joyas como este Dust: An Elysian Tail, cuya review nos ocupa.
El título nos pone en la piel de Dust, el protagonista de la historia, quien se despierta en medio de un bosque sin recordar nada sobre su identidad (sí, es todo un cliché). Nada más empezar conoceremos a Ahrah, una espada parlante muy poderosa, y a Fidget, una especie de gato-comadreja-murcielago que se encarga de vigilar la espada. Ambos serán nuestros compañeros a lo largo de toda la aventura, y aunque la historia no es demasiado original y se acaba reduciendo al típico enfrentamiento entre las fuerzas del Bien y el Mal, lo cierto es que el trío protagonista resulta suficientemente carismático como para mantener nuestro interés a lo largo de toda la trama.
Una gozada jugarlo por su mezcla de géneros
La auténtica gracia de Dust, y por lo que sin duda querréis jugarlo, es por su magnífica mezcla de géneros y más que sólida propuesta jugable. Y es que el juego es capaz de aunar géneros de forma brillante, siendo una especie de híbrido entre aventura 2D de plataformas, hack and slash, y rpg. Considerando todos estos géneros, el que más importancia tiene es, sin duda, el combate, encontrándonos con un sistema de lucha en dos dimensiones la mar de ingenioso y que funciona de perlas a la hora de enfrentarnos a las numerosas ordas de enemigos que pueblan los niveles del juego.
Este sistema destaca por lo sencillo que resulta dominarlo (sobre todo si lo comparamos con títulos más puristas como Devil May Cry) siendo terriblemente fácil realizar acrobacias y enlazar combos durante los primeros compases del juego, todo adornado con unas animaciones estupendas que resultan todo un regalo para la vista. Esta facilidad se consigue gracias a una decisión de diseño que, si bien consigue lo que se propone, también es un arma de doble filo. Y es que en Dust no hay complicados combos que requieran buena sincronización o unos reflejos endiablados, el título opta por ofrecer una cantidad muy modesta de combinaciones con el objetivo de que se puedan memorizar con total facilidad. Esto funciona, y se nota que los ataques están pensado para que podamos enlazarlos unos con otros en combos muy vistosos y prácticamente infinitos, el problema es que los jugadores más experimentados en el género echaran en falta más posibilidades en este sentido y sentirán que el juego se queda corto si lo comparamos con otros exponentes del género como Bayonetta, God of war o el ya mencionado Devil May Cry, aunque eso sí, sigue siendo extremadamente divertido. Otro punto importante son los enemigos, sorprendiendo por su variedad y patrones de ataque, pudiendo ponernos las cosas bastante difíciles cuando nos enfrentamos a muchos al mismo tiempo.
Las otras vertientes del juego son más discretas pero están ahí, por un lado tenemos el plataformeo, que sale peor parado que el combate debido a unos saltos no tan ágiles como deberían (aunque funciona perfectamente y en ningún momento resulta malo o impreciso) mientras que por otro lado tenemos la faceta rpg, mucho más discreta, que gira en torno al desarrollo de personaje por puntos de experiencia, a la gestión del inventario y a la realización de misiones secundarias asignadas por los numerosos personajes secundarios que nos encontraremos a lo largo de la aventura. No suelen ser demasiado inspiradas pero tampoco están nada mal, siendo una buena distracción si nos queremos olvidar de la trama principal durante un rato (el juego nos permite movernos entre las diferentes zonas que visitaremos gracias al viaje rápido).
La duración también es otro de los puntos fuertes del juego, pudiendo llegar a las 20 horas si alternamos misiones secundarias con la historia.
Técnicamente hablando
En cuanto al apartado gráfico y artístico, hay que decir que estamos ante una pequeña maravilla. Los escenarios son magníficos, con un buen diseño y una paleta de colores muy apropiada para cada zona, al igual que los personajes, entre los que destaca el protagonista, todos con una personalidad muy marcada y característica, dotando al título de una apariencia típica de las fábulas (todos los personajes son animales), pero con un trasfondo algo más oscuro y cruento, aunque sin llegar a ser perturbador.
La música también es todo un acierto, con melodías que funcionan de maravilla con cada uno de los escenarios y que no resultan molestas o repetitivas, aunque tampoco memorables.
Los diálogos son también una parte importante de la historia y, sin llegar a ser especialmente ingeniosos, nos sacaran más de una sonrisa gracias a un humor sencillo y algo inocentón. Nos llegan doblados al inglés y con subtítulos en castellano y disponible para Xbox 360, PS4 y PC.
Dust: an Elysian Tail es una aventura de dos dimensiones de las de toda la vida que integra de forma magnífica mecánicas más actuales, destacando por su más que excelente sistema de combate y sus acertados toques de rpg. Un videojuego que disfrutará todo el mundo, desde los más veteranos a los recién iniciados pero que resultará algo simple para los que busquen un hack and slash puro y duro.