E3 2021: Crónica de un evento desastroso.

Cualquiera que lleve disfrutando de los videojuegos durante algunas décadas, que se emocione con los anuncios y que disfrute de los pormenores de la Industria, sabe que el E3 es una fecha ineludible. Desde hace años la Industria se reúne a las puertas del verano para descargar en un par de vertiginosos y agotadores días, un resumen de lo que nos depararán los siguientes 12 meses en torno a la industria del videojuego.

Ya ni recuerdo cuántos años llevo siguiendo la feria, pero sí recuerdo estar ahí con sus primeras emisiones en directo a través de un minúsculo reproductor de video con Gamespot, mi bolsa de patatas y algo de beber, dispuesto a disfrutar de las conferencias, del ambiente, de los anuncios y subirme al tren del hype; qué narices, incluso soltarme la melena y tocar el silbato si hacía falta.

Sin embargo, desde hace un par de años la cosa ha empezado a oler a chamusquina: La constante ausencia, cada vez más acusada, de algunos de los grandes de la Industria, las ferias paralelas y la búsqueda de alternativas más económicas a la enorme fanfarria que requería estar a la altura de las expectativas en una feria que se había hecho monstruosamente grande acabó por destruir el espíritu del E3. Los pequeños editores se quejaban de que la feria no les daba ninguna visibilidad, los grandes editores se quejaban de los costes económicos y en tiempos de desarrollo derivados del evento y, en general, se sentía un enorme descontento alrededor de un evento que cada vez parecía más insostenible.

Con la llegada de la pandemia todos los eventos se movieron al streaming, lo que le dio un respiro a compañías grandes y pequeñas, que se podían limitar a editar un vídeo (mejor o peor) y reproducirlo a su hora concreta para tener presencia en la feria, y así, mejor o peor, se saldó el E3 2020.

Por desgracia y por paradójico que parezca, mientras la pandemia salvó la feria del año pasado en muchos sentidos, también ha condenado la de este, siendo probablemente uno de los E3 más flojos de cuantos recuerdo, y recuerdo unos pocos.

Los tiempos de desarrollo lo han lastrado todo.

Mi hipótesis inicial es que el E3 del año pasado estaba hecho cuando comenzó la pandemia; sólo quedaban un par de meses para la feria y, aunque hubo ausencias y retrasos, el material a mostrar llevaba meses en el horno, todo el mundo había tenido tiempo y margen para preparar lo suyo y lo que en marzo/abril no estuviese más o menos listo no lo iba a estar en junio. Sin embargo, el confinamiento, el teletrabajo, adaptarse a la mal llamada “nueva normalidad” y empezar a ser productivo con ella no ha sido fácil para nadie. De repente las reuniones se hacen en remoto, teniendo que conciliar los nuevos horarios, aquel problema técnico que se resolvía moviendo tu silla 20cm para hablar con el compañero de al lado requería una conferencia y lo que era un pequeño paseo por las oficinas para pedir material ahora eran formularios y burocracia.

Claro que hay quien se ha adaptado con velocidad, pero la impresión es que casi todas las compañías han necesitado casi 6 meses para aprender a trabajar con las nuevas reglas, y hablamos de compañías occidentales, más adaptables y cosmopolitas, si entramos en terreno nipón, donde las cosas se siguen haciendo como se hacían hace 35 años no me puedo ni imaginar el terrible cataclismo que ha debido ser.

Snif, todavía recordamos esto.

Total, que llega junio y nadie está listo; Sony hace mutis por el foro y se limita a enseñar un par de juegos un mes antes y a prometer y prometer que tiene docenas de títulos en desarrollo, Ubisoft se presenta con una de sus conferencias más flojas en toda su historia, mostrando un FarCry que siempre ha sido segundo plato en estos eventos y llenando su espacio de anuncios insustanciales, con un Rainbow Six interesante pero insuficiente para llenar el enorme vacío de novedades. Tres cuartos de lo mismo con Square, que dedicó la mitad de su conferencia a Guardianes de la Galaxia; un juego que pinta estupendo pero que se comió un espacio precioso que esperábamos se hubiera llenado con FFXVI, o alguna novedad más. Y novedades hubo, pero por desgracia no estuvieron a la altura, con un Babylons Fall que nos dejó completamente fríos y un Spin Off de Final Fantasy que nadie había pedido.

Sólo Microsoft parecía que sabía lo que se hacía. Con una conferencia plagada de buenos anuncios, aunque abusando de las cinemáticas, la compañía de Redmond sacó músculo con un despliegue de anuncios que dejó satisfecho hasta al más exigente. Con un Halo que pinta de fábula y un Forza que cuesta creer lo bien que se ve, Microsoft ha asegurado el año holgadamente con una presentación que, sin ser la quintaesencia, supo estar a la altura de unas expectativas que ya empezaban a estar bastante bajas.

Que levante la mano el que piense que las empresas podían haber dado más de sí para sus conferencias en el #E32021. Clic para tuitear

Finalmente Nintendo cerraba el círculo de las grandes ofreciendo 40 minutos de Direct que bien podían haber sido 10. Pues entre los personajes del Smash, refritos, remakes y demás lo que se pudo extraer de la conferencia de la compañía de Kyoto es que tenemos un nuevo Metroid 2D, un nuevo Wario, un remake de los Advance Wars y que por fin pudimos ver un tráiler de poco más de un minuto del nuevo Zelda, ¿os parece poco? a mí también.

La incapacidad de Nintendo para desarrollar títulos de alto presupuesto es algo que da para un artículo entero, ya que no me entra en la cabeza como una compañía que factura lo que factura Nintendo se vea incapaz de surtir a su consola de, al menos, un verdadero triple A cada trimestre. Y cuando hablo de triple A hablo de juegos que se puedan mirar de tú a tú con Forza, Spider-Man, Sea of Thieves, Ratchet o cualquier otro gran lanzamiento trimestral de la competencia, no de un Mario Golf que denota una alarmante falta de ambición.

Poco más se puede decir de un E3 que ha resultado completamente olvidable y es que, si hago recuento, este 2021 se me queda muy corto de grandes juegos, de grandes anuncios y de ilusión por la Industria en general. Con las consolas de nueva generación prácticamente recién estrenadas se me antoja desolador la poca esperanza que tengo en el panorama actual, que no me malinterpretéis, para final de año se vienen un par de golosinas muy apetecibles, pero si lo comparamos con cualquier otro año parece que 2021 se nos ha quedado demasiado a medias, esperemos que todo lo que nos ha faltado de este nos lo traiga 2022 con intereses. Starfield, God of War y el nuevo Zelda parecen un buen comienzo.

About Adrian

Adrian Arribas es fundador de Generación Friki. Apasionado de los videojuegos, el manga y el cine desde la más tierna edad, también se encarga de redactar artículos para todas las secciones, aunque se centra especialmente en videojuegos, cine y eventos. Fuera de Generación Friki Adrian es desarrollador de software.

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