Es loable el esfuerzo que pone Nintendo para mantener vivas la mayor parte posible de sus franquicias, por muy anticuadas que se queden sus mecánicas o sus géneros. Juegos como Star Fox Zero son un rara avis dentro de las producciones de alto presupuesto hoy en día, y es que pocos estudios mantienen centrada su atención el algunos géneros, como el arcade de disparos on-rails que tan famoso fue hace una década con juegazos como Panzer Dragoon o Star Fox 64.
Otro género por el que sin duda han pasado los años es el de la estrategia por turnos. Fire Emblem y Advance Wars han sido los dos grandes exponentes del género para Nintendo, aunque por lo general estas sagas han permanecido en el terreno portátil, salvo contadas excepciones. Y es que, si hace ya más de 10 años, cuando salió Fire Emblem Radiant Dawn para Wii resultó ser un juego completamente de nicho en la sobremesa de Nintendo, hoy en día ver un juego de estas características con valores de producción de un título de primera fila es una maravillosa excepción en el panorama de los exclusivos y cabezas de cartel de una consola.
Un juego que encaja con la filosofía portátil
Fire Emblem ha sido una saga que siempre se ha llevado muy bien con las portátiles, de una manera u otra su fórmula encajaba mucho con las partidas entre andenes, y que el programa te permitiese suspender y reanudar la partida de manera inmediata sólo ayudaba a que sus fantásticas entregas para Nintendo 3DS me hayan acompañado siempre en mis viajes.
La fórmula era sencilla: tenemos unas escenas de dialogo entre combate y combate en el que se nos explica la historia y quizá tengamos que tomar algunas decisiones, después pasamos por unas pantallas de configuración en las que equipamos a nuestros personajes y finalmente nos lanzamos a la batalla: una guerra que se desarrolla en un tablero, por turnos y con un sistema de clases, debilidades, fortalezas y niveles que hacen las delicias de todos los que, al igual que un servidor, hemos crecido jugando a estas japonesadas.
Sin embargo, los tiempos han cambiado, y Nintendo también, su consola portátil ahora se ha convertido en una maquina híbrida que hace las funciones de portátil y sobremesa a la vez, y sus juegos tienen la complicada misión de tenerse que adaptar a esta complicada filosofía, pues por poca importancia que pueda parecer que tiene a priori, un buen juego de portátil y un buen juego de sobremesa no suelen ser lo mismo.
Adaptando el diseño para los nuevos tiempos
De esta manera, en Nintendo han introducido cambios en la tradicional fórmula para que Fire Emblem: Three Houses sea un juego capaz de caminar sobre la línea que divide los juegos de sobremesa de los portátiles. Esto implica hacer algunos sacrificios y, bajo el punto de vista de Nintendo, aumentar el contenido de manera monstruosa.
Fire Emblem: Three Houses nos presenta no una, sino tres campañas de descomunal duración en las que encarnaremos a un/a profesor/a de academia para jóvenes guerreros en la que van a estudiar los hijos de nobles y jóvenes promesas de todos los extremos del país. Al poco de empezar el juego se nos dará a elegir una de las tres casas para instruir a sus alumnos y a partir de ahí se desarrollará cada una de las tres historias según nuestra elección.
Hay que reconocer que, durante una parte de la campaña, las tres historias se desarrollan de manera más o menos similar, pero a partir de cierto momento cada una de las campañas tira por su lado, haciéndose las tres historias bastante interesantes, sin llegar a ser (por desgracia) nada excepcionalmente original o que nos reserve demasiadas sorpresas. La culpa de esto la tiene el descarado esfuerzo de los desarrolladores por mantenerse siempre dentro de las líneas que marca Nintendo en cuanto a violencia, sexo o temas políticamente incorrectos, cosa que limita mucho la narrativa de una trama que trata sobre traición, guerra, dioses y muerte, para que nos vamos a engañar. Afortunadamente, los personajes que nos va presentando el juego en cada una de las tres historias son interesantes, están bien diseñados y en general se les coge cariño. Hay una buena legión de Waifus y Husbandos para que elijamos el que más nos gusta y, como ya es tradición en la saga, podemos desarrollar las relaciones entre estos hasta, en algunos casos, el romance o incluso el matrimonio con hijos.
Esta es mi Waifu, hay otras como esta, pero esta es la mía
Y aquí llegamos al que es quizá el punto más polémico del juego, que es toda la capa de costumbrismo escolar que se le ha añadido a Fire Emblem: Three Houses con el objetivo de acercarnos un poco más a esos personajes que en otros juegos sólo hemos podido observar a través de modelos poco detallados y media docena de ilustraciones.
Entre cada misión deberemos hacer nuestro día a día como profesor de la academia, dando clase a nuestros alumnos, paseando por las instalaciones de la escuela, hablando con todo el mundo para mejorar nuestras relaciones y siguiendo el desarrollo de los acontecimientos de una manera más cercana. La idea es buena y no difiere demasiado con lo que hemos visto en juegos como Persona 5: tenemos unos puntos de tiempo y cada actividad que desarrollamos nos reportara unos beneficios a cambio de una cantidad de estos puntos. Cuando los puntos se agotan, podremos seguir deambulando por el escenario y hablando y comprando objetos, pero no podremos participar de más actividades.
Y todo esto sería genial si no fuese por una evidente falta de trabajo y desarrollo en toda esta parte del juego, en el que queda demasiado en evidencia el pobre esfuerzo que se ha realizado con el detalle de los escenarios y las pocas actividades que en realidad podemos llevar a cabo.
A las pocas horas el loop del juego se torna demasiado cansino, deambular por las sosas instalaciones de la escuela no aporta demasiado debido a los pocos cambios que se van introduciendo y lo terriblemente anodino que resulta todo, obligándonos a abusar de accesos rápidos y teletransportes mucho antes de lo esperado y viéndonos forzados a invertir tiempo en esta parte del juego si queremos que las relaciones con nuestras waifus nuestros personajes mejoren y podamos ver el desenlace de la mayor parte de historias posibles cuando se acerque el final del juego. Cocinaremos, pescaremos y tomaremos té hasta la extenuación, pues poco más nos permite una mecánica que aun partiendo de una gran idea que a priori podría encajar a la perfección en Fire Emblem: Three Houses, se ha implementado de una manera tan torpe que muchos acabarán prefiriendo el sistema de diálogos clásicos.
Por suerte lo importante sigue ahí
Por suerte los combates, el corazón de la saga y el lev motiv del juego, no solo se mantiene, sino que gana en complejidad y equilibrio, haciendo desaparecer parcialmente el clásico triangulo de armas en pro de un sistema mucho más justo que nos impulsa a usar nuestras unidades de maneras más versátiles y de paso a no depender en exceso de los personajes comodín pudiendo hacer que cualquiera de nuestras waifus nuestros personajes se convierta en una máquina de matar.
La implementación de estos combates también gana en ambientación gracias a una transición rápida y dinámica entre la escena de combate y el tablero, que se sienten como un todo y nos ofrecen gran variedad de perspectivas y formas de disfrutar de la acción. En este punto cabe destacar el buen diseño en general de todas las unidades y que dentro de nuestros ejércitos no hay dos iguales, puesto que cada individuo posee su propio aspecto, habilidades, fortalezas y debilidades y, si jugáis en modo clásico, su muerte será permanente, haciendo que nos pensemos mucho nuestras acciones.
Es necesario remarcar que los combates son el alma de Fire Emblem: Three Houses y que en sus mecánicas y detalles es donde Nintendo ha puesto toda su atención; en este aspecto Fire Emblem: Three Houses es, posiblemente, uno de los mejores juegos de la saga, presentándonos una cantidad y variedad de combates enorme, con un equilibrio entre personajes más pulido que nunca y una fluidez en la jugabilidad que demuestra hasta qué punto está pulida su fórmula. Si lo que te interesa de Fire Emblem: Three Houses son sus combates aquí vas a encontrar todo lo que buscas y mucho más.
En este aspecto se ha pensado, quizá demasiado, en los jugadores que lleguen nuevos a la franquicia, pudiendo eliminar el permadeath y contando con la posibilidad de “viajar al pasado” y resolver ese mal movimiento que nos ha constado la misión o la vida de alguno de nuestros personajes. En este aspecto he de decir que como Nintendo siga poniéndonos cada vez las cosas más fáciles, llegará un punto en que sus juegos se jueguen solos. Afortunadamente, para los más veteranos sigue habiendo opciones para que nuestras partidas se conviertan en el infierno que eran en sus versiones más clásicas, donde cada movimiento contaba y la partida se guardaba con cada uno, haciendo de cada decisión un pequeño drama.
Por desgracia, ni siquiera en las batallas Fire Emblem: Three Houses destaca en lo técnico, siendo en todo momento un juego tremendamente discreto incluso para Switch, con unos escenarios excesivamente simples, texturas poco detalladas, paleta de colores apagada y, en general, un entorno que se siente más como una versión vitaminada de aquel (fantástico) Fire Emblem: Echoes de 3DS que de una entrega para una máquina exponencialmente más potente como es Switch.
Hay que admitir que todos estos problemas relacionados con lo técnico se acusan más si jugamos con la consola enchufada a una TV, ya que en su modo portátil muchos de estos problemas pasan más desapercibidos, resintiéndose el juego muy poco o nada en su paso a portátil.
Conclusión:
¿Qué dice la prensa?
En este caso las reviews de la prensa estaban disponibles 2 días antes del lanzamiento del juego.
Pyre tiene un promedio de 8.9 en Metacritic otorgado por la prensa y un 8.7 otorgado por los usuarios.
Prensa nacional:
Hobby Consolas: 9.5
3DJuegos: 9.0
Vandal: 9.8
Prensa internacional:
Gamespot: 9.0
IGN: 9.5
Destructoid: 9.5
¿Qué dice Generación Friki?
En definitiva, Fire Emblem: Three Houses es un buen juego de la saga Fire Emblem y uno de los mejores (y únicos) juegos de estrategia por turnos de consola. Lamentablemente, su pobre apartado técnico y lo poco refinado de sus mecánicas de RPG hacen que el juego no alcance la excelencia, cosa que no quita para que sea un título más que recomendable por su adictiva fórmula y sus tres enormes campañas, que suman un número desmesurado de horas en tres historias que resultan bastante satisfactorias y dignas de ser jugadas. Quizá Fire Emblem: Three Houses no sea el mejor juego de la saga, pero sin duda es una compra obligada para cualquier fan y otro gran título en la cuenta de la consola híbrida de Nintendo.
Fire Emblem: Three Houses
Destaca en:
- Sus combates siguen siendo divertidísimos, absorbentes e interesantes
- El reparto de personajes: en cualquiera de las tres campañas encontraremos un gran elenco de personajes, cada uno con su pequeña (o gran) historia que contar.
- La longitud del juego es desmesurada, pero al estar repartido en tres campañas permite que lo afrontemos poco a poco.
Podría mejorar:
- La calidad técnica, en general, no está a la altura.
- El monasterio y el día a día en el terminan siendo aburridos, se echa en falta más variedad, más eventos, más actividades…
- _ Las historias hubieran sido más interesantes con un toque extra de madurez; intentar mantener la inocencia en todo momento no le hace bien a una saga de guerras medievales y casas enfrentadas.