KINGDOM HEARTS 3: ¿el final de la fantasía?

Parecía que no iba a llegar nunca, pero la entrega final de la imposible saga dirigida por el mítico Tetsuya Nomura ya está entre nosotros; Kingdom Hearts 3, que supone la culminación de las aventuras de Sora, Donald y Goofy, nos llega nada más y nada menos que casi 14 años después del lanzamiento de Kingdom Hearts 2 (allá por 2005) y lo hace además con la difícil tarea de poner punto y final a la narrativa principal de la saga, que abarca más de 8 juegos repartidos en diferentes plataformas y que además tiene fama de ser terriblemente enrevesada y difícil de entender.

Así pues, no son pocos los jugadores recién llegados a la fiesta que, atraídos por sus coloridos combates y espectacular puesta en escena, se preguntan si pueden zambullirse en Kingdom Hearts 3 sin tener ni repajolera idea de qué demonios va el asunto, cuestión que intentaremos aclarar en la medida de lo posible con este artículo para que sepáis si es buena idea (o no) darle una oportunidad al nuevo juego de Square Enix.

La historia, que arranca tras los sucesos acontecidos en KH: Dream Drop Distance, nos narra el viaje de Sora, Donald y Goofy a través de la nueva plétora de mundos Disney que Square ha preparado para la ocasión. Esta vez, la misión de nuestros protagonistas será la de encontrar a los Guardianes de la Luz perdidos y restaurar las habilidades de Sora de cara al enfrentamiento final con el maestro Xehanort y la organización XIII.

¡Al grano!

Un aspecto importante a destacar es que la narrativa no se anda con sutilezas, y ya desde el primer momento empiezan a volar las referencias y los guiños a otras entregas, algo que sin duda encantará a los fans de la saga pero que confundirá en extremo a los recién llegados que no conozcan nada sobre su historia.

Y es que si algo está claro es que KHIII es, al menos en lo narrativo, un juego dirigido a los fans más acerrimos de la franquicia, y que si bien hace algún esfuerzo por aclararnos las cosas a los más neófitos (en forma de vídeos o bases de datos con información sobre el lore), estos acaban siendo insuficientes para desenmarañar una historia llena de cambios de cuerpo, clones malignos y hasta viajes en el tiempo.

Como es habitual, la narrativa sigue el patrón que hemos venido encontrando en otros juegos de la franquicia y si divide claramente entre las secciones dedicadas a visitar y recorrer los mundos Disney y las centradas en hacer avanzar la historia principal.

Las secciones Disney (7 en total) suponen la mayor parte de la aventura, así como la más disfrutable, no sólo por su tono más ligero y afable (que se aleja del melodrama con el que se trata todo lo relacionado con la trama principal), sino porque además cuentan con una duración muy apropiada que los convierte en una experiencia jugable tan divertida como equilibrada.

Parte de la culpa la tiene el increíble mimo con el que se ha construido cada uno de estos mundos, que están plagados de detalles y referencias a las películas en las que se basan y que siempre suponen todo un deleite visual. Estos mundos varían en cuanto a diseño, y aunque obviamente cada jugador tendrá sus preferencias personales, es indiscutible que algunos, como el de Piratas del Caribe, están a un nivel muy superior al resto y que se encuentran entre los mejores de la saga.

Saga que siempre se ha caracterizado por ofrecer una enorme variedad jugable en forma de minijuegos y actividades, y que en esta ocasión no se queda atrás a la hora de introducir todo tipo de mecánicas y sorpresas que mantienen la jugabilidad fresca a lo largo de las 20 horas que nos puede llevar completar la aventura. Batallas navales, exploración submarina, peleas de mechas… nos podemos encontrar de todo en KHIII y, si bien todas estas mecánicas no son demasiado profundas ni complejas, sí que están lo suficientemente bien planteadas como para que supongan una sorpresa agradable y no un tarea tediosa.

Hemos venido a pelear, ¿cómo va eso?

Pero al fin y al cabo todo esto no son más que añadidos para condimentar una jugabilidad fundamentada principalmente en el combate.

Este suponen una evolución de lo que ya habíamos visto en KHII y aprovecha, además, mecánicas de otras entregas (como el flowmotion o el shotlock) para incorporarlas aquí y construir el sistema de combate más variado, divertido y espectacular de la saga.

Las bases son las mismas que las del resto de títulos: contamos con una lista de comandos en la parte inferior izquierda de la pantalla en la que navegamos (en tiempo real) con las crucetas, podemos utilizar esta lista de comandos para atacar, usar magia, objetos o invocaciones, e incluso tenemos la posibilidad de asignar estas acciones a un menú de acceso rápido para no tener que distraernos con la lista en medio del combate. Aparte de todo esto podemos esquivar, realizar bloqueos, saltar (lo que abre las posibilidades a combos aéreos y triquiñuelas de todo tipo), así como fijar enemigos y usar ciertos ataques especiales realmente devastadores.

La gracia está en que a la fórmula hay que añadirle las llaves espada y sus transformaciones, que funcionan de manera similar a como lo hacían las fusiones en KHII y que, en esta ocasión, nos permiten transformar nuestra llave en todo tipo de armas que nos proporcionarán movimientos y habilidades únicas que cambiarán la forma en la que nos aproximamos a los combates. Estas transformaciones son, sin duda, el gran protagonista de KHII y lo cierto es que resulta un placer recorrer el juego de arriba a abajo sólo por encontrar todas las llaves-espada y descubrir qué hacen sus transformaciones.

No todo es perfecto

Todo esto no viene exento de fallos y si hay que ponerle alguna pega al divertido sistema de combate de KHIII esta sería, sin ninguna duda, la irrisoria dificultad de sus enfrentamientos, que incluso en el mayor nivel de dificultad son escandalosamente sencillos y que tan sólo en contadas ocasiones podrán suponer un problema para los jugadores más experimentados. Esto se debe principalmente a la enorme cantidad de opciones que tenemos a nuestra disposición y que, de usarse correctamente, nos permiten diezmar las filas enemigas como una exhalación.

Y es que en KHIII prima el espectáculo sobre la dificultad y, si por algo destacan los combates, aparte de por ser terriblemente fáciles, es por ofrecer un espectáculo visual de lo más atractivo; lleno de colores y efectos y con todo tipo de ataques imposibles sucediéndose uno detrás de otro.

Esto se extiende al resto de apartados del título, que en lineas generales luce increíblemente bien y que destaca especialmente en los mundos poblados por creaciones de Pixar (como Frozen o Toy Story), con personajes que parecen calcos de lo visto en las películas y con un uso de la paleta de colores que resulta todo un placer para los sentidos.

Así, KHIII se posiciona como una oferta sólida y llena de contenido que destaca por sus divertidos combates y las geniales recreaciones de los mundos Disney. No es título perfecto, y la reducida dificultad de sus enfrentamientos, así como su enrevesada historia y ciertos problemas de ritmo, pueden ser inconvenientes más que suficientes para espantar a algunos jugadores, pero que no empañan en exceso un juego muy competente que hará las delicias de los adeptos de la saga y que encantará en general a cualquier fan de los rpg’s de acción.

[amazon_link asins=’B00ESBHG3Q,B07K2CSYM3,B07DPW42SH,B07DFDTKCP,B07DFBD9SD,B07DFDW2XS,B07DFJJ5CL,B000J53EU4,B018ZIX7RQ,B0190DAKMK’ template=’ProductCarousel’ store=’generacionfri-21′ marketplace=’ES’ link_id=’3444b8eb-2968-40e7-bdaa-8411edbc8220′]