Habían llegado las 6 de la tarde y el auditorio central de la Madrid Gaming Experience rujía con el clamor de cientos de fans; sus estrellas de Call Of Duty Black Ops III estaban sobre el escenario y se disponían a jugar la partida decisiva que le otorgaría la victoria a uno u otro equipo. Poco a poco los jóvenes presentadores iban dando paso a cada uno de los integrantes de los dos equipos: chicos muy jóvenes a los que el público aclamaba, fotografiaba y aplaudía como si se tratase de cualquier otra estrella de televisión. Pero no, estos chavales son jugadores profesionales y están aquí para demostrarle al mundo entero que los E-Sports han venido para quedarse.
Mirase donde mirase a lo largo y ancho de la Madrid Gaming Experience lo que me encontraba era una referencia constante a los E-Sport, a la competición y a lo tremendamente importante y mediática que se ha vuelto en la industria del videojuego; tanto, que la feria para jugones que hace un año era una referencia en cuanto a novedades del mundo del videojuego, ahora gira prácticamente en su totalidad sobre el videojuego como deporte y, aunque puede parecer que en principio la formula funciona, la verdad es que fracasa estrepitosamente, tanto por forma, como por contenido.
Los E-Sports son algo más que League Of Legends
Y es que había cuatro títulos estrella en la Madrid Gaming Experience: League of Legends, Call Of Duty, Counter Strike y Overwatch y, aunque es cierto que hubo torneos y se vieron competiciones de más cosas, la organización se quedó, como siempre, en la superficie. Sin ni siquiera hacer el esfuerzo de rascar algo más ahí donde habían decidido poner toda la carne en el asador, que son los E-Sports; yendo a lo fácil, al golpe mediático y a atraer al fan medio, obviando juegos que tienen una gran comunidad de pro gamers a sus espaldas como Starcraft, Halo, Forza, o casi cualquier juego de lucha 1v1.
Claro que podías encontrar stands y mesas llenas de ordenadores repletas de jugadores del vetusto LOL haciéndole la ola a Riot y olvidando las verdaderas raíces (mucho más complejas como videojuego) de su juego favorito, toneladas de merchandishing, y la tienda Game más grande de todos los tiempos (que se note quién pone la pasta de todo esto). Sin embargo, y después de varias vueltas a los pabellones 12 y 14 del Ifema, no fui capaz de encontrar suficientes juegos inéditos aún en el mercado como para llenar los dedos de una mano; ahí estaba el estupendo Halo Wars 2, pasando vergüenza en una esquina del enorme stand de Microsoft, abandonado a su suerte y presa de la indiferencia de los visitantes, que corrían despavoridos a bailar la ultima de Enrique Iglesias en el nuevo Dance Central, que lucía tan mediocre como siempre, pero en 200 pulgadas.
El retro como reclamo, a falta de novedades.
Y es que si bien Microsoft hacía gala de un enorme stand en el que probar sus últimas novedades, con Halo Wars 2 como reclamo principal (lástima que resultase tan ridículamente ignorado), la presencia de Sony se limitó a una docena de cabinas donde poder probar Playstation VR, eso sí, después de esperar una hora y media, en el mejor de los casos. En el caso de Nintendo, un puñado de consolas donde competir a Mario Kart 8 y al siempre divertido Smash Bros. Nada más, una auténtica lástima sobre todo sabiendo la cantidad de títulos interesantes que ha recibido o está a punto de recibir Nintendo 3Ds, con los nuevos Pokemon a la cabeza.
Y si miramos más allá de las compañías “grandes”, tampoco ninguna de las third parties ha hecho acto de presencia, dejando la feria madrileña con una carencia seria de títulos de envergadura. Ni Dishonored, ni Final Fantasy, ni Horizon, ni Watch Dogs 2, y ya ni hablemos de Persona 5, Gravity Rush 2 o For Honor. Una enorme e injustificable carencia de videojuegos en una feria de (fíjate tú) videojuegos que tenía que llenar con algo los miles de metros cuadrados que ofrecen dos pabellones del Ifema, así que nada, a tirar de tiendas y del siempre socorrido retro.
Y es que la zona retro, entre sus tiendas, su generosa exposición de consolas antiguas, máquinas arcades nuevas y viejas, pinballs y stands donde probar aquellas fabulosas máquinas de otros tiempos, ocupaba una parte generosa del pabellón 14, una de las más interesantes tanto por el contenido, como por la gran cantidad de puestos donde poder hacerse con algo de material retro, o simplemente deleitarse sosteniendo un Panzer Dragoon Saga original o una placa Jamma de Caveman Ninja.
Muy poco reclamo para el jugador habitual
Y es que sentarse en un PC de 2.000 euros a jugar a League Of Legends, un juego free to play de hace 7 años (que casi funciona en un Pentium 4), con unos cascos de 200€, cuando cualquiera lo puede hacer tranquilamente en el PC de su casa por menos dinero no es precisamente un gran reclamo para el jugador habitual.
Puede que los E-Sports sean una parte del videojuego contemporáneo que está sufriendo un auge increíble, pero tampoco puedes cimentar una enorme feria como la Madrid Gaming Experience en esto, ya que el núcleo duro de la industria todavía no está preparado (y dudo que ni siquiera esté interesado) en este tipo de cosas. Por lo tanto si la “Experience” que nos quiere ofrecer Madrid Gaming Experience es la de jugar a juegos free to play en equipos de 2.000 euros, o la de hacernos esperar más de una hora por una experiencia de 3 minutos con la VR, creo que el año que viene habrá mucha gente que decida no pagar los 15€ por la entrada.
“¿Usted cree que veremos dinosaurios… En su parque de dinosaurios?”
Y es que una feria de videojuegos, sin videojuegos está, creo yo, abocada al fracaso. A mucha gente no le interesan los E-Sports, ellos solo quieren ir a estas ferias a echarle un ojo a los juegos que están por salir, o jugar unas partidas a las últimas novedades para ver si toman una decisión sobre en qué invertir su dinero.
En las noticias de toda la prensa nacional ya se anticipa el rotundo éxito de la Madrid Gaming Experience con titulares como “80.000 personas durante el fin de semana”, “Éxito total”… Me gustaría saber cuántas de estas personas, después de pagar 15€ (o 35€ por el pase completo) han salido satisfechos de una feria de videojuegos llena de coches haciendo drifting, drones, laser tag, survival zombies, y ningún videojuego nuevo que llevarse a las manos. Una feria que incluye la palabra “Gaming Experience” en su título, y que por extensión miente descaradamente sobre lo que vamos a encontrar en su interior; un viaje al pasado donde por 15 Euros podemos jugar como lo hacemos en el cyber de la esquina o en nuestra casa, mismos juegos, mismas experiencias, cero novedad, cero interés.
Sin duda Madrid Gaming Experience 2016 ha sido un paso en diferentes direcciones sin terminar de decidirse a apostar realmente fuerte por nada. Una feria que aún debe encontrar su identidad y que tiene que recorrer mucho camino si se quiere parecer a la ya difunta “Madrid Games Week”. En Madrid nos merecemos una gran feria de videojuegos, pero como diría Obi Wan; “Esta no es la feria que estáis buscando”.
Me alegra ver que el resultado del tremendo esfuerzo que nos supuso montar toda la zona retro, sobre todo el tema de mover todo de sus ubicaciones originales hasta la feria, sirva para ver que a la gente y a la prensa les ha gustado la coleccion que tanto me cuesta aumentar poco a poco y todas las consolas , pinball y arcades que llevamos para que nadie se quedara sin jugar.
Fue sorprendente la cantidad de pinballs, ordenadores y consolas clásicas que estaban a disposición del público. Sin duda Alejandro tienes mi más sincera enhorabuena por la zona retro de esta MGE, que a mi parecer fué la zona más interesante, cultural y lúdicamente hablando, de toda la feria.