Secret Of Evermore es una extrañeza. Es uno de los primeros JRPG que disfrutamos en España, y sin embargo, no vino de Japón. También recibió bastante odio desde territorio estadounidense y si se me permite decirlo, injustamente. Quizá por eso sólo unos pocos, en su mayoría los que lo jugamos en su día, le tenemos tanto aprecio al mundo de Evermore y a sus personajes y soñamos con un improbable remake. Dejad que os intente explicar por qué.
Un poco de historia
Nos encontramos a mediados de los 90, en plena guerra de las consolas. Antes de las ediciones de coleccionista, de los day one edition y los steel book, antes de que se pusieran de moda los JRPG, y antes siquiera de que fuese remotamente conocido el género.
Quizá algún directivo de Nintendo en Europa se dijo que ya estaba bien, que tenía que haber una forma de explotar ese filón por aquí. En Estados Unidos, el género empezaba a asentarse y disponían incluso de algún que otro Final Fantasy. Pero en Europa el asunto era más peliagudo. En un tipo de juego en el que entender los textos es primordial para avanzar, el idioma podía ser un impedimento. Además, se trataba de un género inexplorado. ¿Sería del agrado de los europeos?
#SecretOfEvermore fue el gran #JRPG con el que muchos comenzamos nuestras andaduras en este género. Clic para tuitearY se hizo lo que se tenía que hacer. Illusion Of Time (otro de los grandes JRPG de SNES) sería el escogido. Llegó a España traducido en perfecto castellano (como bien rezaba la gigantesca y espectacular caja en la que venía, más del doble de grande que las normales) y, en lugar de manual de instrucciones, se incluyó un libro de pistas de 74 páginas a modo de guía de juego, para ayudar a los primerizos a adentrarse en el género.
La cosa salió bien y el juego fue un éxito a nivel de crítica y ventas. A eso le debemos que poco después se repitiera la jugada con el juego que nos ocupa. Misma caja de gran formato, libro de pistas, y un trabajo de localización excelente (y todo ello sin un incremento de precio respecto al resto de juegos del catálogo de SNES).
En Estados Unidos, donde los americanos esperaban con ansia el nuevo Secret Of Mana recibieron en su lugar este juego (que decían las malas lenguas, fue desarrollado en EEUU para sustituirlo). Esto sentó a cuerno quemado por allí y le dio algo de mala fama (que aún perdura), pero por estos lares, donde los RPGs nos llegaban con cuentagotas, fue recibido con los brazos abiertos. Así es como pudimos disfrutar de una de las mejores aventuras para el cerebro de la bestia.
El viaje del héroe y su perro
Ya en la secuencia de introducción, el juego hace un excelente trabajo de ambientación. Las primeras notas de una melodía cargada de misterio nos acompañan mientras la cámara recorre una gigantesca estructura metálica en penumbra, donde apenas distinguimos tuberías, respiraderos, válvulas y demás parafernalia steampunk. El recorrido finaliza en lo alto de la estructura, en lo que parece ser una suerte de bobinas de Tesla. Estas emiten rayos que generan el título del juego y… pues claro que “pulso Start”.
La premisa de la historia es sencilla y directa, como el mejor cine de acción y aventuras de los ochenta. Es más: el protagonista del juego, un muchacho aficionado al cine de serie b, parece salido de uno de estos filmes, y pronto empezará a soltar chascarrillos y coletillas en situaciones complicadas (“Esto es como en aquella película…”). Se agradece el tono desenfadado en un género en el que parece que todo tiene que ser drama, intensidad y profecías.
Siguiendo este estilo, en la introducción del juego nos presentan al héroe (como buen juego de rol de la época, el nombre se lo ponemos nosotros) y a su fiel perro. Fiel pero travieso, ya que escapa hacia la típica mansión abandonada, esa en la que que todo indica que no debemos entrar. Obviamente, el chico entra en busca de su mascota. Examinando una enorme máquina que parece salida de un capítulo antiguo de Doctor Who y tocando par de botones equivocados, ya tenemos a nuestro protagonista y a su perro teletransportados a un mundo fantástico y lleno de peligros.
Así que, de esta sencilla manera, nos embarcamos en lo que parece ser un viaje por el tiempo acompañados de nuestro fiel perro, que también podemos controlar y cambiará de aspecto de acuerdo a la región que visitemos:
- Un lobo en la era Prehistórica.
- Un galgo en el mundo de Antiqua, inspirado en el Imperio Romano y el Antiguo Egipto.
- Un caniche rosa en Gothica, que toma como referencia la época de la Edad Media.
- Un robo-perro-tostadora en Omnitopia, situado en una época futurista.
Pese a que la historia es lineal, la sensación de exploración y descubrimiento permanece presente mientras exploramos templos, mazmorras y bosques. Los personajes que vamos conociendo, con algunos diálogos francamente memorables, nos van dando pinceladas de lo que realmente está pasando en Evermore, y consiguen que queramos seguir avanzando en la aventura.
Espada y brujería
La variedad está servida y se hace gala de un gran sentido del ritmo. Sirva de ejemplo la región de Antiqua. En cierto punto tendremos que atravesar un desierto para lo cual se nos ofrecerá la opción de pagar con un objeto (en ese punto a un precio prohibitivo) para que un barquero esqueleto nos lleve al otro lado en su barca. La otra opción será cruzarlo a pie, siendo esta última opción la más tediosa. Podemos llegar a estar fácilmente unos 15 minutos corriendo hasta que logramos llegar al otro lado. Durante el interminable y repetitivo camino, mientras esquivamos enemigos y descansamos en los oasis, nos da tiempo a pensar de todo: ¿Es esta la dirección que debo tomar? ¿Será imposible cruzar el desierto sin el condenado barquero? ¿Qué estoy haciendo con mi vida? Pero finalmente, después de innumerables penurias, se alza imponente una enorme muralla.
¡Civilización! Después de seguir el muro un buen rato hasta encontrar la entrada, el juego nos regala la mayor ciudad del juego y, de hecho, lo primero que visitaremos será el enorme y bullicioso mercado de Nobilia, con un montón de gente con la que interactuar y cosas que hacer.
Los controles son sencillos y responden bien. Con una pulsación de botón, podemos atacar con el arma que tengamos equipada. Además, estas irán adquiriendo experiencia conforme eliminamos enemigos con ellas, lo que nos permitirá cargar el ataque y hacer más daño cuando suban de nivel. La animación del ataque también cambia, permitiéndonos por ejemplo atacar a distancia en el caso de las lanzas, o propinar dos golpes seguidos en el caso de las hachas.
También disponemos de un interesante sistema de magias, que subirán de nivel cuanto más las utilicemos. Para lanzarlas, primero deberemos aprender la receta de los diversos alquimistas que encontraremos en nuestro viaje. Una vez tenemos la receta del conjuro, necesitaremos los ingredientes necesarios para lanzarlo. Podremos obtenerlos en tiendas o gracias al olfato de nuestro inseparable amigo cánido que, además de ayudarnos en los combates, también pasará el rato olisqueando los alrededores (si se queda un buen rato en el mismo sitio, es que ha encontrado algo).
Además de armas, magias, recetas e ingredientes, también encontraremos armaduras y objetos que podremos vender o intercambiar en el mercado. Todo el equipo (incluido el lanzamiento de magias) se gestiona en el sistema de menús en anillo heredado de Secret Of Mana. Pulsando un botón, accederemos a él y navegaremos por las distintas opciones convenientemente agrupadas en sub-anillos.
Los enemigos son variados y peligrosos, y los jefes, sin ser espectaculares (como solía pasar en este tipo de juegos) cumplen y son desafiantes. Mención especial para el mítico Thrax, el insecto gigante inmortalizado en la portada que actúa como primer jefe del juego.
El mundo de Evermore
Cada pixel del juego está cuidado con mimo, con una paleta de colores más realista y alejada de los tonos pastel a los que nos tenían acostumbrados los RPG de la época. Además, los sprites son de tamaño considerable, y tanto el héroe como el perro (en sus distintas encarnaciones) están bien animados. Los escenarios, muy variados incluso dentro de la misma región, no tienen nada que envidiar a los grandes nombres de la época.
La música y ambientación sonora del juego merecerían un artículo aparte. Además de contar con algunas de las mejores melodías jamás creadas para un cartucho de SNES, el juego tenía el valor suficiente como para no ofrecer música en ciertas zonas. En su lugar, se utilizaba toda la potencia del chip de sonido para ambientar una selva, una ciénaga o un bullicioso mercado. Os aseguro que el nivel de inmersión conseguido estaba fuera de toda duda (y a años luz de lo que había disponible en aquellos años). No en vano, se trataba del primer trabajo de Jeremy Soule, ahora afamado compositor y creador de varias bandas sonoras de videojuegos que igual os suenan: The Elder Scrolls IV: Oblivion, The Elder Scrolls V: Skyrim, Star wars: Caballeros de la Antigua República, Neverwinter Nights, Guild Wars…
Conclusión
Secret Of Evermore es un juego con un sistema de juego accesible pero suficientemente profundo, una historia agradable que termina enganchando y una banda sonora excepcional. El juego es una obra maestra de pleno derecho, ha envejecido que da gloria verlo y no tiene nada que envidiar a los Secret Of Mana o Illusion Of Time. Dale una oportunidad ahora y agradécemelo después.
Donde se puede conseguir en plena cuarentena 2020?
No es cosa de la cuarentena, sino de que es un juego muy antiguo y tendrás que conseguirlo de segunda mano. Prueba con eBay.