SOUL CALIBUR VI: un relato de espadas cargado de contenido

Nada menos que seis años nos separan del lanzamiento de Soul Calibur V, la que hasta hace unos días era la última entrega de la relativamente conocida franquicia y que, para alegría y regocijo de los fans, por fin ha tenido su esperado relevo en la forma de Soul Calibur VI, que hace su triunfal regreso en un momento en el que género goza de una buena salud indiscutible y que, además, pretende devolver la gloría perdida a la saga y hacerse un hueco en el concurrido panorama de los títulos de lucha, ¿lo habrá conseguido?

Lo primero que hay que aclarar es que, si bien estamos ante la sexta entrega numerada de la franquicia, la historia de SCVI es en realidad un reboot de la que se pudo disfrutar en el primer juego allá por 1999, contándonos la historia de la espada maldita Soul Edge (y la de su contraparte, Soul Calibur) a través de la perspectiva de los diferentes personajes del título.

En este sentido, hay que decir que SCVI cumple, pero no hace nada del otro mundo con su trama, que en su mayoría se nos presenta a través de imágenes y lineas de texto estáticas (además de combates, por supuesto) y que tan solo cuenta con un puñado de cinemáticas para animar el conjunto. No es que esté mal, de hecho ofrece una muy buena cantidad de contenido, pero viendo lo que se ha hecho en títulos como Mortal Kombat X o Injustice 2 habría sido un buen detalle ofrecer algo más trabajado en este apartado.

Por suerte, la oferta jugable del título no se queda en el modo historia y, aparte de los siempre obligatorios combates online también podremos disfrutar del modo “balanza del alma”, que nos permite crear a nuestro propio personaje gracias a un completo editor y experimentar la trama desde su punto vista, enfrentándonos a todo tipo de enemigos y contando incluso con varias misiones secundarias al más puro estilo RPG, lo que lo convierte en una alternativa muy recomendable para aquellos que quieran echarle horas al juego en solitario.

Pero SCVI es, ante todo, un juego de lucha y, si bien el título ofrece una buena cantidad de contenido para que juguemos solos o en compañía, al final no serviría de nada sin unas mecánicas de combate a la altura que hagan del conjunto una experiencia satisfactoria.

Afortunadamente,  SCVI ha conseguido dar en el clavo con sus contiendas que, gracias a unos controles sencillos y a unas mecánicas muy fáciles de aprender (pero difíciles de dominar, como debe ser), nos regala unos enfrentamientos rápidos, ágiles y muy emocionantes que, además, difieren bastante de lo que podemos encontrar en el resto de juegos del mercado.

Contamos con tres botones de ataque (horizontales, verticales y patadas), uno para bloquear, uno para usar nuestro medidor y liberar un potente “finisher” sobre nuestro rival y otro que se utiliza para activar el “reversal edge”, una importante mecánica que nos permite bloquear sin esfuerzo casi todos los ataques del rival para luego golpearle con un contraataque que, al acertar, activará una secuencia de “choque de espadas” en la que ambos personajes podrán realizar diferentes acciones (como atacar, protegerse o esquivar) y que se resuelve mediante una sencilla lógica de piedra-papel-tijera.

Al principio puede parecer un añadido demasiado poderoso y que sólo depende de la suerte para resolverse, pero en cuanto nos familiaricemos con el juego y entendamos la mecánica, enseguida nos daremos cuenta de que se trata de un sistema tan útil como peligroso que, si bien puede salvarnos la vida en situaciones desesperadas, también puede dejarnos completamente expuestos ante los embates de nuestro rival.

Pero si algo caracteriza a Soul Calibur es lo fácil que resulta ejecutar los movimientos que ofrece cada uno de sus 22 personajes que, además, componen un roster de lo más variado y que, pese a ofrecer una cantidad de luchadores algo escasa, aporta su granito de arena a la saga con nuevos e interesantes adiciones como Groh o Azwell (además del brujo Geralt como invitado especial).

Este sencillez en la ejecución resalta enormemente con las interminables listas de complicados combos de, por ejemplo, Tekken 7, y facilita mucho las cosas para los recién llegados que no tengan ni el tiempo ni las ganas de dedicar horas de práctica a ser capaces de realizar tal o cual combinación.

Conclusión:

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