Cuando estudiamos Historia en el colegio y nos dicen los profesores que un determinado hecho ha durado 20 años, no nos parece tanto tiempo comparado con toda la Historia de la humanidad. Sin embargo, si nos ponemos a reflexionar que ese mismo periodo pase por la vida de cada uno de nosotros, un escalofrío recorre todo nuestro cuerpo. Y es que 20 años, veinte vueltas a nuestro calendario, son las que han pasado desde que se estrenó la primera película realizada íntegramente por ordenador. Pixar nos regaló “Toy Story” (1995) y para los chavales de la época fue una auténtica locura comparable a día de hoy con la simpática y divertida “Los Minions” (2015). Como costumbre inquebrantable de aquellos años, el primer largometraje de la empresa del flexo, vino acompaña de un videojuego que gustó y mucho porque “había un amigo en él”.
Con la premisa “¿y si los juguetes cobraran vida cuando no los vemos?” comenzaba la historia de la película y el videojuego “Toy Story” (1995). Nos ponía en el papel del vaquero Woody, el muñeco favorito de Andy, su dueño. Todo iba de maravilla hasta que al niño le regalan por su cumpleaños la novedosa figura de acción Buzz Lightyear, todo un guardián espacial. La paz de la habitación de Andy se ve amenazada con la llegada del nuevo miembro de la pandilla. ¿Aguantó Woody la presión de ser destronado de su lugar de favorito? Seguro que todos conocéis la respuesta.
“¡Hasta el infinito y más allá!”.
“Toy Story” se trataba de un videojuego de plataformas al más puro estilo clásico (avance hacia la derecha de la pantalla) superando los distintos obstáculos que nos salieran al paso con nuevas opciones jugables. Apareció en las consolas Mega Drive, Super Nintendo (versión con un nivel menos con respecto a la consola de Sega), Game Boy y en PC de la mano de Disney Interactive (“Donald en Maui Mallard” en 1995) y Traveller´s Tales (“Sonic 3D” en 1996; “A bug´s life” en 1998). Con este nuevo producto quisieron tirar de imaginación y dirigirse a otros estilos. De este modo, la adaptación de la película vino acompañada de una gran variedad de misiones que se salían de los parámetros marcados por grandes juegos del género. Organizar juguetes, guiar un coche por un circuito, infiltrarse con una caja (¿alguien ha dicho “Metal Gear”?) pero de refresco, recolectar marcianitos al más puro estilo “Doom” (1993), conducir un coche de juguete o volar eran muchas de las situaciones que nos planteaba “Toy Story”. Esto abriría ante los jugadores un nuevo mundo de sensaciones para vivir con nuestro mando.
Durante toda la aventura, no podíamos manejar más que al vaquero pero con su salto y el uso de su cuerda (“¡Hay una serpiente en mi bota!”) nos bastaba para disfrutar de este maravilloso universo. La ambientación del juego recreaba a las mil maravillas lo que pudimos disfrutar en las salas de cine ampliando lugares que no salían en la película. Las melodías eran adecuadas sin destacar positiva ni negativamente. Simplemente, eran acordes con el tipo de misión o escena de la película que estábamos llevando a cabo.
Ciertamente, este videojuego era sólo un juguete y no podía volar.; por lo tanto, tenía sus fallillos que no lograban dejar satisfechos a todos. Las animaciones y gráficos de los personajes que no eran Woody y Buzz estaban muy bien logradas (¡qué gusto daba montar a lomos de Rex mientras nos perseguían todos los demás juguetes!) pero los protagonistas parecían hechos con prisas y sin ningún cuidado. Por otra parte, la curva de dificultad no estaba bien construida. Los primeros niveles resultaban muy simplones y a mitad de juego se volvían bastantes complicados. En muchos casos había que tirar de memoria para sobrevivir a ciertos retos.
-“En un momento estás defendiendo toda la Galaxia y, de repente, te encuentras tomando té de Darjeeling con María Antonieta y su hermanita”
“Toy Story” fue uno de los últimos títulos potentes de las consolas de 16 bits. La única razón para volver a echarle el mando encima es para recordar lo felices que nos hizo porque el tiempo no ha sabido cuidar tan bien al videojuego como a la película. Hoy día nos puede parecer un título a medio hacer por el poco cuidado que se puso en su momento en ciertas animaciones, texturas y ciertos personajes, como ya he comentado. Sin embargo, los recuerdos que nos evoca pueden nublarnos la vista y no apreciar esos defectos. Para volver a echar un rato con el vaquero y el guardián espacial podemos adquirirlo en tiendas y páginas webs de segunda mano con precios desde los 5 € sin carátula hasta los 27 € con caja y manual. Existe, además, la posibilidad de probarlo en emuladores online
La versión 16bits del juego #TOYSTORY ha envejecido mucho peor que la película Clic para tuitear“Toy Story” es un videojuego de plataformas clásico que añade más variedad a la experiencia jugable. El tiempo no ha tenido mucha piedad de él pero agradará a aquellos gamers que quieran volver a disfrutar de todas las emociones que vivimos con el nacimiento de la animación digital. Después de todo, “esto no es volar, es caer con estilo”.
(7 / 10)
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