Es difícil sentarse a hablar de un juego como Uncharted 4. Es difícil porque hablar de una saga como esta, con una legión de fans a sus espaldas es como estar haciendo malabares con un frasco de nitroglicerina; cualquier paso en falso y saldré ardiendo.
La buena noticia, para los fans, y sobre todo para mí, es que hay poco que reprocharle a Uncharted 4, un juego que demuestra un refinamiento y atención por el detalle enfermiza en todos y cada uno de sus apartados, sin estar exento de algunos fallos, más de concepto que de ejecución, eso sí. Pero no adelantemos acontecimientos.
Y es que Uncharted 4 es un gran truco de magia ejecutado por unos magos del artificio como son Naughty Dog. Y como en la mayoría de trucos de magia, todo consiste en saber llamar la atención sobre un punto en concreto mientras por detrás el mago mete el conejo en la chistera. De esto el equipo de desarrollo estrella de Sony sabe mucho, pues 3 Uncharteds y un The Last Of Us, más sus respectivos refritos HD, dan para aprender un montón de trucos de magia.
Uncharted 4 es un constante juego de ilusionismo, uno muy largo y dramático, tremendamente bien orquestado y con tanta fanfarria a nuestro alrededor que es difícil ver el doble fondo dentro de la caja. Una aventura de saltos y disparos lineal que nos hace olvidar sus a veces arcaicos mecanismos con unos juegos de espejos ante los que es imposible no quedarse totalmente deslumbrado.
Porque todo en Uncharted 4 huele a viejo, a una secuela muy innecesaria, sobre todo viendo la conclusión de la tercera parte y a que Naughty tendría que haber jubilado a Drake y pasado página. Sin embargo es un agradable olor a viejo; es olor a roble, a tierra mojada y a césped recién cortado. Es uno de esos olores que has olido mil veces y mil veces te han sacado una sonrisa de nostalgia.
No sólo es la factura técnica; absolutamente soberbia, intachable, todo un guantazo en la cara a la industria y todo lo que se ha hecho en ella hasta el día de hoy, sino que además eleva nuestras expectativas sobre lo que puede y no puede hacer una PS4 a otro nivel, haciéndonos abrir la boca de asombro en tantas ocasiones que uno pierde la cuenta. Uncharted 4 es un juego que reivindica que con ganas y talento, cualquier hardware es susceptible de deslumbrar hasta al más templado de los gamers.
Una vieja mecánica refinada y abrillantada
Pocos trucos nuevos trae este Uncharted 4 a nivel jugable, de hecho, su rival directo Rise of the Tomb Raider hizo mucho más esfuerzo por ofrecer nuevas mecánicas y alicientes jugables que la última entrega de Nathan Drake. Pero muchas veces no es lo que haces, sino cómo lo haces.
La jugabilidad de Uncharted 4 sigue siendo la misma que hace 10 años; un pasillo ancho por el que avanzamos entre cinemáticas e intercalamos secciones de disparos con secciones de plataformas, punto. Sin embargo Uncharted 4 es algo más que la suma de sus partes, sus largos pasillos esta vez son también bastante anchos, lo que nos permite poder variar de ruta (levemente) y tomar algunas pequeñas decisiones jugables. También tenemos añadidos como los vehículos que manejamos en zonas puntuales del juego y el gancho, un elemento que le añade mucha variedad y espectacularidad a las secciones de plataformas; además este trae un acabado técnico a nivel de físicas muy interesante.
Sin embargo, por más anchos que sean los pasillos y por más que hayan incluso añadido un importante componente de sigilo, jugar a Uncharted 4 sigue siendo una experiencia bastante “on rails”; una suerte de montaña rusa. Eso sí, es una montaña rusa de la que no os querréis bajar nunca, pues no hay ningún otro videojuego en esta industria que ofrezca un paseo tan increíble como el de Uncharted 4.
Una jugabilidad refinada al máximo, un diseño de niveles muy inspirado, que nos ofrece situaciones de lo más variopintas que saben sacarle todo el partido jugable a las mecánicas implementadas y, eso sí, unos puzles demasiado sencillos, incluso aburridos por resultar a veces mero trámite. En este aspecto Naughty Dog se ha mostrado tan cauta que ha errado, haciendo que los colosales mecanismos que dan vida a estos pequeños fragmentos del juego, queden más como elementos narrativos o, en el peor de los casos, una pérdida de tiempo más que un desafío.
Por fin un historia a la altura de las circunstancias
Uncharted 4 son una docena de horas de conclusión colosal. Una narración que sabe sacar partido a las facetas del género, que se toma su tiempo para explicarse y que no tiene miedo de apagar la máquina de explosiones y fuegos artificiales cuando hace falta para hacer trabajar el músculo narrativo del juego. Lo que empezó en el primer Uncharted con un puñado de clichés a medio camino entre Indiana Jones y Tomb Raider ha terminado con una lección soberbia de desarrollo de personajes y narrativa en los videojuegos.
Pero no os equivoquéis, Uncharted 4 no es una historia de Shakespeare precisamente, a fin de cuentas no deja de ser la clásica aventura de búsqueda de tesoros. Sin embargo es una historia muy bien narrada, con sus grandes momentos y sus geniales personajes, un tema simple, pero bien desarrollado, que sin llegar a ser la cumbre narrativa que fue The Last Of Us sí que se sabe desenvolver muy bien en el papel, mucho más simple, que juega.
Quizá el aspecto más sombrío de todo el conjunto lo aporte ese componente multijugador tan accesorio e innecesario que sólo de pensar lo que se podría haber ampliado en cantidad y calidad la campaña del juego si se hubiesen ahorrado el esfuerzo de incluirlo, amarga, sienta mal e incluso enfada. Y es que parece que en 2016 si no tienes multijugador no eres nadie, por mucho que te llames Uncharted 4.
Poco más puedo deciros de Uncharted 4 que no hayáis leído ya. Es un juego que hay que jugar, no tanto por lo que es, sino por lo que supone para la industria; un golpe sobre la mesa, una reivindicación del medio y de lo que se puede conseguir en un género trillado sólamente con ganas de querer hacerlo bien. Un ejemplo de buena narrativa, de intachable factura técnica y de diseño jugable refinado al máximo. Como ya he dicho, Uncharted 4 es más que la suma de sus partes, tanto por lo que es, como por lo que implica.
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Destaca en:
- Gráficamente un antes y un después en los videojuegos.
- La narrativa, todo un ejemplo a seguir
- Divertidísimo y espectacular.
Podría mejorar:
- No innova demasiado
- ¿De verdad hacía falta un multijugador? Tiempo y recursos tirados
- Los combates cuerpo a cuerpo, menos intuitivos y divertidos que en la tercera parte.
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