VALKYRIA CHRONICLES 4: Un tupper de anteayer

Podría deciros que hubo un tiempo durante la generación pasada en el que las compañías arriesgaban con sus lanzamientos, pero os mentiría. El primer Valkyria Chronicles fue un rara avis, tanto en 2008, como lo es hoy en día su cuarta entrega. Lo que pasó entre medias fueron dos juegos de PSP y un spin off, el segundo es una pieza singularmente rara en el catálogo europeo de la consola, el tercero jamás llegó a salir de Japón, y sobre el spin off,  aunque se puede conseguir fácilmente para PS4, Xbox One o incluso PsVita, es casi mejor olvidarse.

Valkyria Chronicles se convirtió con los años en uno de esos juegos de culto de una plataforma, amado intensamente por unos pocos e ignorado por todos los demás. Y es que un juego que va a medio camino entre la estrategia por turnos, la estrategia en tiempo real, la novela gráfica y el jrpg es suficientemente exótico para echar para atrás a cualquiera que busque una experiencia sencilla de consumir.

Para el que aún se esté preguntando de qué va Valkyria Chronicles 4, se podría resumir en que es un juego de estrategia por turnos basado en arquetipos, similar a lo visto en juegos como Fire Emblem, Advance Wars, o incluso Final Fantasy Tactics, con la particularidad de que durante nuestro turno nosotros manejamos a nuestros soldados, debiendo apuntar y posicionarlos de manera manual, creando un gameplay que se siente a medio camino entre el tiempo real y los turnos, aunque en términos prácticos esté más cerca de lo segundo.

Aunque pueda parecer un pequeño detalle, el hecho de que tengamos control directo sobre nuestras tropas no sólo añade mucha más precisión a nuestras acciones, sino también una sensación de control que añade dramatismo a la jugabilidad; además, desemboca en diferentes estrategias de apuntado, cobertura, o uso del escenario muy interesantes.

No temas, Valkyria Chronicles 4 no es una cuarta parte.

Con todo lo citado en mente, es fácil que, por unos motivos u otros, Valkyria Chronicles 4 sea el primer juego de la saga al que muchos se enfrenten; Sega lo sabe y ha hecho que la historia de éste sea más o menos independiente (con sus guiños y referencias enfocadas a los veteranos de la saga). Así, la historia se sitúa paralelamente a la del primer juego de la saga pero desde el punto de vista de otro batallón, lo cual nos llevará por diferentes derroteros y de paso nos situará en el conflicto que llevan a cabo los dos países enfrentados y establecerá las bases de nuevo allanando el camino para otra secuela en caso de que, por algún insospechado motivo, esta entrega venda razonablemente bien.

Valkyria Chronicles 4 no sólo no funciona como una cuarta parte a nivel narrativo, sino que esta insistencia por dar la bienvenida al nuevo usuario alcanza también lo jugable, para bien y para mal. Y es que los veteranos veremos que a nivel jugable apenas se han incorporado nuevas funciones o mecánicas; una nueva clase, el granadero, destinada a las largas distancias que parece una gran incorporación pero que a la larga rompe el juego por su excesiva eficacia, y un sistema de perks que añaden ventajas o desventajas a nuestros soldados en función de su personalidad y del contexto de la batalla, una buena idea que no sólo añade profundidad jugable, sino que nos ayuda a conocer un poco más a cada componente del equipo. Así, habrá unidades que funcionen mejor solas, otras lo dan todo cuando están heridas e incluso algunas reciben bonificación si están acompañadas de un personaje del sexo opuesto (incluso en la guerra, dos tetas tiran más que dos carretas).

Casi un juego indie

Lo que salta a la vista inmediatamente después de iniciar el juego es su desfasado apartado técnico, con un motor gráfico que muy posiblemente es el mismo que dio vida a la primera entrega de PS3, mostrando como mejoras únicamente cierta distancia de visión y la imprescindible escala de resolución. De hecho, ni siquiera las texturas o los modelados se sienten superiores a los de la entrega original, y aunque es evidente que se ha intentado mantener la cohesión de todo para seguir ofreciendo un apartado artístico muy notable; al juego se le ven demasiado las costuras, con unos modelados de personajes y entornos que dejan ver demasiadas veces su naturaleza poligonal.

Estos problemas se solucionan en parte gracias al singular Cell-Shading que le aplica a todo el entorno el motor gráfico Canvas, que consigue en parte que todo parezca una suerte de cuadro pintado a mano. Y aunque en su momento en PS3 esto fue todo un alarde técnico, hoy se podría haber conseguido un efecto mucho mejor a poco que los desarrolladores hubiesen trabajado en los shaders para acomodarlos a los tiempos que corren, cosa que no ha pasado.

Mirándolo por el lado bueno, tenemos un Valkyria Chronicles 4 que funciona a la perfección incluso en el modo portátil de Switch, pero que luce evidentemente desfasado en monstruos como Xbox One X, dando aspecto de juego barato (posiblemente lo sea) cuyo apartado técnico muchas veces no está al nivel de algunos indies actuales que se venden por mucho menos.

Valkyria Chronicles 4 huele a tupper de anteayer recalentado;  y esto no es en esencia malo, simplemente que no cuenta con la frescura de un producto nuevo, pese a que lo sea, por el lastre que supone contar con el mismo apartado técnico que su primera parte, que ya tiene sus años. Aun así, siempre será preferible disfrutar de un producto como éste en detrimento de los cientos de remasters que salen mensualmente para todas las plataformas.

Por último cabe destacar el esfuerzo que se ha realizado en cuanto a la localización del juego, contando con las voces en inglés y japonés y los textos en perfecto castellano; un detalle muy de agradecer por parte de Sega que arriesga a localizar un producto cuyas previsiones de ventas seguro que son de lo más discretas, tirando por tierra las excusas sobre ventas y distribuciones que ponen algunas editoras para no traer sus juegos localizados a nuestro idioma.

Pese a todo lo dicho anteriormente, Valkyria Chronicles 4 es un muy buen juego, su desfasado apartado técnico y sus nulas novedades son dos defectos que merece la pena pasar por alto para poder disfrutar con una apuesta que, pese a los años, se sigue manteniendo fresca e interesante.

Conclusión:

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