Imaginaros que los nazis han ganado la guerra. Se han hecho con toda Europa. A los ojos de nosotros, jugadores, han reescrito la Historia de una manera que, incluso en nuestras acostumbradas y perturbadas mentes habituadas a juegos como Call of Duty, Battlefield, Titanfall y otros similares, nos resultará abrumador por lo gore y lo brutal de la puesta en escena. “Wolfenstein: The New Order” cuenta la historia de un veterano de guerra, B.J.Blazcowicz que, después de haber perseguido durante años a un líder nazi (el verdadero villano de este juego), cae en estado catatónico y despierta 15 años después para descubrir que la Alemania de Hitler se ha hecho con el poder y ha ganado la II Guerra Mundial. Al descubrir esto se alía con una oculta resistencia para intentar acabar con la dictadura imperante. Si para ello tiene que ser cruel, salvaje y despiadado, estará encantado de poder cargarse a la mayor cantidad de nazis posibles.
La gran aportación de este juego son los abundantes guiños a la cultura pop y la adaptación al nazismo que de la cultura hacen. No sólo es digno de admiración cómo la banda sonora, la escenografía y los entornos (todos grandes homenajes a la cultura de la época) se acoplan magistralmente, mutando para adaptarse al estilo del Tercer Reich, sino que la casi desaparición de la figura de Hitler hacen pensar que el nazismo en esta saga no es equivalente a Hitler, sino que el nazismo es ahora un estilo de vida. Los nazis han incorporado lo que les gustaba de cada cultura, y han quitado lo que no respondía a sus ideales arios. Queremos hacer notar al respecto que la compañía responsable de este juegazo, Bethesda, sigue insistiendo que ellos no tienen nada que ver con la ideología imperante en el juego. “Wolfenstein: The New Order” es el juego que muestra de la forma más real lo que podría haber pasado si esto hubiera ocurrido de verdad; con sus licencias ficcionales, por supuesto, pero esas nos encantan así que tienen nuestra aprobación. Os vais a caer de culo con la transformación de Londres por los nazis, o la modernizada versión de Berlín con el Museo a la Gloria de Hitler. O, ¿qué me decís de nazis en la Luna? A esta realidad ayudan los más que decentes gráficos de que hace gala esta nueva generación.
La alteración de la realidad en los shooters como estímulo para afectar la realidad no es la primera vez (desde luego) que se hace; sin ir más lejos recordemos el “Homefront” o el “Singularity“, ambos de la generación pasada. Ya nos estamos metiendo en los universos de realidades alteradas o what if (¿qué hubiera pasado si…?), que permiten licencias ficcionales (como ya hemos dicho antes) ya que, a pesar de la documentación, los vehículos de la trama son meramente especulaciones. En cuanto a la jugabilidad, nos encontramos con un shooter al uso cuyas armas, a medida que la trama avanza, van mejorando. Encontrarás mil actualizaciones y…no hay nada más macarra que llevar un arma en cada mano. Poco táctico, extremadamente divertido. La trama tiene dos vertientes, dependiendo de cuál elijas tendrás una guía argumental u otra. El sistema de cobertura es similar al de otros shooters, incluyendo aquellas coberturas que se destruyen con el daño. Algunas pantallas, como la del “Campo de Trabajo”, no son shooter al uso ya que hay que avanzar en modo sigilo, usando armas blancas, o haciendo ruido y dolor como nadie. Como shooter Wolfenstein no aporta mucho al género, pero aguanta bien el HD. En resumen, es un buen Wolfenstein (os recomendamos, si no habéis jugado ninguno, que por lo menos catéis el Wolfenstein del 2009), y un buen juego para la nueva generación. Ha sabido adaptarse y el resultado es un buen shooter. Bebe de la temática pulp y ochentera, y sólo eso lo hace una maravilla, y para la gente que tenga una PS4 o una XBox One es un acierto como nuevo juego a adquirir.
(8,5 / 10)